martes, 17 de febrero de 2009

Historias ocultas

En los años 60 el neurólogo británico Oliver Sacks trabajaba en una clínica donde atendía a pacientes con dolor de cabeza. Su obligación era hacer un diagnóstico claro y definido: jaqueca, migraña, cefalea nerviosa... Pero los pacientes le daban detalles que no encajaban bien con los síntomas reconocidos que se usaban para diagnosticar estos trastornos.

En casos de migraña los pacientes suelen ver lucecitas zigzagueantes en el campo visual. Pero algunos de los pacientes de Sacks veían figuras más complicadas: redes, remolinos, telarañas en movimiento constante (me pregunto si el que diseñó las visualizaciones de los programas para escuchar música en la computadora era uno de estos pacientes). Sacks consultó lo que se había escrito al respecto en los últimos años y no encontró referencias a semejante fenómeno.

Entonces decidió consultar libros del siglo XIX, que son más detallados y descriptivos. En un libro de 1860 encontró una rápida referencia a los patrones geométricos. El libro remitía a un artículo titulado "Acerca de la vista sensorial", cuyo autor describía el fenómeno con lujo de detalle por haberlo padecido. Sacks buscó referencias posteriores, pero nada: en el lapso de 100 años que lo separaban del libro aquel nadie se había topado con el mismo trastorno...o nadie le había dado suficiente importancia. El fenómeno había desaparecido. ¿Cómo era posible?

En el mismo año un neurólogo francés llamado Armand Duchenne describió un caso de lo que él llamó "distrofia muscular". De inmediato empezaron a aparecer más casos, al reconocer los médicos el mal recién caracterizado en los síntomas de sus pacientes. Las observaciones de Duchenne entraron sin demora en los anales de la medicina, ¿por qué los de la migraña geométrica no?

Bueno, éste es un caso típico de dos limitaciones de la mente humana, y de la mente científica en particular. La primera es el prejuicio académico: si no eres del club no puedes opinar. El autor de la descripción de la migraña no era médico, sino astrónomo. ¿Qué le importaba a un médico lo que opinara un lego? Es cierto que este prejuicio por lo general no es prejuicio, sino simplemente un criterio que te permite enfocar la atención en las cosas importantes: la vida es breve y las elucubraciones de los legos sobre asuntos de una disciplina técnica casi nunca sirven para nada por ingenuas o torpes; pero en los raros casos en que sí sirven (y son raros, para ser francos), el prejuicio académico nos ciega.

La segunda limitación es una que ya había notado Charles Darwin, quien en cierta ocasión escribió:

"No basta darse cuenta de un fenómeno. La mente tiene que poder darle cabida, poder retenerlo. Este proceso de crear un espacio mental, una categoría, con conexiones posibles, me parece esencial para decidir si una idea o un descubrimiento echará raíz y dará frutos, o si será olvidada y se perderá sin más consecuencias. La primera dificultad está en la propia mente, en permitirse uno mismo apreciar nuevas ideas y luego asentarlas firmemente en la conciencia, darles forma conceptual y retenerlas aún si no encajan con nuestros conceptos, creencias y categorías".

Dicho de otro modo, la dificultad es que a veces no vemos las cosas que no esperamos ver, o para las cuales no tenemos explicación. El concepto de una migraña particular que hace ver patrones geométricos no cuadraba con los conceptos de la medicina del momento. A veces, para ver, hay que estar preparado. Y por si fuera poco, a veces sólo vemos lo que esperábamos ver. Recuerdo que en alguna ocasión varias personas conocidas mías viajaron a Cuba. Los partidarios de la revolución cubana regresaron encantados: qué alegres eran los cubanos, qué contentos se les veía. Los detractores de Fidel, en cambio, vieron a los cubanos tristes y apagados, la ciudad fea y descuidada. ¿A quién creerle?

Esto sugiere que los seres humanos, además de ser muy aptos para engañar a los demás, lo somos también para engañarnos a nosotros mismos. El científico prudente tiene que andarse con cuidado y esforzarse en identificar los prejuicios y expectativas que pueden cegarlo. Se dice fácil, pero ¿será posible?

Visita también mi blog en inglés Space-Time Chronicles

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sergio, en una ocasion anterior te mencionaba este tema asi de pasadita. La palabreja que lo define es paradigma. Esto es, un cierto merco de referencia de conceptos en el cual nuestra mente lucha por encuadrar lo que observamos para poder explicarlo. Desgraciadamente, cuando algo no cuadra con nuestro paradigma, la mente nos juega una mala pasada y nos lo oculta.

en el fondo de la cuestion, es que nuestro cerebro no solo se dedica a registrar los que captan los ojos (a ver) sino que INTERPRETA, es decir, tiene la costumbre de noso solo ver sino de explicar lo que se ve.

¿No será entonces esta condicion humana la que hace que se descalificaran injustamente a ideas diferentes, de avanzada, y no la simple estupidez o ignorancia del censurador? ¿no será un poco mas explicable o un poco menos condenable a los inquisidores del pasado? no se trata de justificarlos, sino de entender el por que de su prejuicio.

Mi ejemplo emblematico de un fenomeno real que para el 99% de los humanos es inexplicable si no se es entendido en fisica: el principio d incertidumbre de Heisenberg. Otro ejemplo: ¿que se le contesta a la esposa cuando dice "me veo bien como voy vestida"? ¿SABE ALGUIN CUAL ES LA RESPUESTA CORRECTA?

Luis Martin Baltazar Ochoa, Guadalajara, Jalisco

Sergio de Régules dijo...

Hola Luis. No creo que esta particularidad del funcionamiento de la mente (que se debe simplemente a que es un producto de la evolución y no una cosa mágica y perfecta) sirva para justificar a nadie. Sólo hay que tenerla en cuenta. No nos podemos librar de ella, y peor aún: no podemos saber cuándo nos estamos engañando (de otro modo no existiría el problema).
En cuanto a los inquisidores...piensa que Osama Bin Laden y sus huestes están de veras convencidos de que los que no somos musulmanes estamos equivocados y debemos morir. Se puede quizá entender (después de todo, los musulamanes no son ni los únicos que han matado en nombre de dios, ni los que más han matado), pero no tolerar.
A la esposa siempre hay que decirle que se ve hermosísima, eso es fácil.

Anónimo dijo...

Mi muy estimado Sergio, tienes razon. Explicarse una conducta humana es una cosa (esfera intelectual) y justificarla (esfera moral) otra muy diferente.

Y asi es, hay millones de ejemplos de gente "convencida" de su verdad y errando completamente, llevandose en las espuelas a muchisimos.

En el ambito concreto de la ciencia, a veces, la comindad cientifica se instala en la parte mas conservadora y el cientifico de avanzada, sufre lo que llamariamos en Mexico... QUE LE ECHARON MONTÓN.

A veces, algunas veces, el propio cientifico se autocensura al no poder admitir una conclusion que arroja su tesis... ahi está Einstein cuando concluía que el universo se expande. No pudo concebirlo (si bien es cierto que no habia pruebas fisicas de esto) asi que se hizo una "explicacion espuria (jaja, disculpa el mal chiste) con la constante cosmologica. Cuando se dió cuenta de su error AH QUE ARREPENTIDA DE NO HABER CONFIADO EN EL MISMO.

En fin, muy agradable el tema de esta ocasion... un favor: soy entusiasta del futbol, ¿podrias proponer en alguna colaboracion futura, algo de CIENCIA Y DEPORTE? ME GUSTARIA MUCHO.

Luis Martin Baltazar Ochoa, Guadalajara, Jalisco