Lo confieso: fui charlatán. O, si no charlatán, por lo menos sí una persona ignorante y crédula que pensó que era fácil obtener resultados científicos sin conocimientos científicos.
Yo tenía ocho años y vivía con mi familia en un departamento en la Colonia Cuauhtémoc, en la Ciudad de México. Nosotros vivíamos en el departamento 4. En el 7 vivía la familia Copo. Los copo eran muy interesantes: papá Copo era cubano y mamá Copo española, Lolita, la hija mayor, era guapísima; José Antonio, el menor, era de mi edad y podíamos jugar; pero los más interesantes eran los hermanos Julio y Víctor, que tenían 14 y 15 años (aunque yo los veía como adultos). Julio y Víctor eran genios de la mecánica y la electrónica. Arreglaban todo: mi helicóptero de juguete que rompí el mismísimo día de Navidad, los teléfonos antiguos que compró mi papá en Poza Rica para instalarlos en la casa, mi tocadiscos portátil (siempre se le fundía el bulbo 50 C 5), teles, estéreos caseros, radios. En el cuarto de servicio, en lugar de cama, tenían una mesa de trabajo mugrienta y montones de cajones y cajas de herramientas llenos de condensadores, resistencias, cautines, soldadura, cinta de aislar, bulbos, cables, desarmadores, pinzas, lupas y placas de baquelita. A mí me fascinaba verlos cambiar piezas y poner a funcionar un radio otrora mudo. ¿Cómo sabían qué hacía falta?
Un día me prestaron una placa de baquelita y un puñado de resistencias y condensadores. A mí se me había metido en la cabeza que podía construir un radio. Después de todo, sólo se necesitaba un receptor, un amplificador y una bocina. Ése era mi modelo de un aparato de radio. Y no está tan mal. El problema grave era mi método: me puse a conectar elementos al azar con la esperanza de que milagrosamente colaboraran para dar como resultado un radio. ¿No trabajaban así los hermanos Copo? Me afané intensamente toda la tarde. Estaba convencidísimo de que podía funcionar. Así es la falta de información: si no concibes siquiera todos los conocimientos y habilidades que tenían Julio y Víctor, te podía parecer fácil lo que hacían estos dos expertos adolescentes y altas tus probabilidades de duplicar sus hazañas.
Pero no funcionó (¿alguien lo dudaba?) Un niño de ocho años sin conocimientos de electrónica trabajando por su cuenta no puede construir un radio porque un radio no es un conglomerado de piezas electrónicas puestas al ai se va, sino una especie de organismo con partes que tienen funciones específicas y que operan en conjunto para obtener el efecto planeado por diseñadores con muchos años de estudios y herederos de conocimientos que se remontan por lo menos a los orígenes de la ciencia moderna, en los siglos XVII y XVIII. ¡Hay tantas formas de ensamblar elementos electrónicos al azar y tan pocas que den un aparato que funcione!
Por eso entiendo (sin disculpar) a cierto de tipo de charlatanes: no a los que engañan deliberadamente a la gente para ganar dinero, como Jaime Maussán, sino a los que de veras creen que se pueden desarrollar teorías y demostraciones científicas dignas de ese nombre sin estudios científicos, afiliaciones académicas ni consenso de una comunidad de profesionales. Estos charlatanes no son malintencionados, sólo ingenuos. Eso sí: son muy entusiastas, como yo a los ocho años. En la redacción de la revista ¿Cómo ves? de la UNAM, donde trabajo, a cada rato recibimos e-mails de genios incomprendidos que solicitan que publiquemos sus "teorías" porque nadie más ha querido publicarlas. El caso más reciente es el de un individuo que nos envía su teoría de "la velocidad de la luna". No entendí nada, ni siquiera qué se pretende modelar, explicar o revelar, pero se ve que el autor se lo toma muy en serio.
A este tipo de charlatanes ingenuos me parece que pertenece el ingeniero Gabriel Curiel Flores, de reciente y fugaz fama facebookera por andar anunciando terremotos de 8.5 grados para la Ciudad de México. Su caso no me merecería atención si no fuera porque los anuncios del ingeniero cundieron en Facebook, como dije, e incluso entre algunos de mis amigos. Y si no fuera porque alguno de esos amigos me ha reclamado airadamente por mostrarme escéptico y arrogante. Trataré de alegar que no lo rechazo por arrogancia.
Lo dicho: las personas que diseñan radios (o aviones o métodos para pronosticar sismos) se han formado en comunidades académicas que son herederas de conocimientos que se han ido afinando por medio del ensayo y la crítica por lo menos desde hace 400 años. El control de calidad ha sido tremendo. No son personas que inventan ocurrencias encerradas en sus casas. Si rechazo el mensaje de Curiel es porque tiene todas las marcas de la charlatanería ingenua.
Cuando junto información para una entrada en este blog, un artículo o una participación en radio busco ciertas marcas de calidad. La información original debe estar avalada por una universidad, una institución de investigación identificable (digamos, con página web y dirección de correo si no es una institución conocida) o una revista especializada con arbitraje por expertos (pero cuidado, porque de éstas también hay marca patito). El autor debe ser experto en la disciplina de la que pretende hablar y estar afiliado a alguna institución académica seria (y, por añadidura, al departamento de investigación de la disciplina en cuestión; no vale que sea el administrador de la universidad). También es importante que otros expertos reconozcan y citen al autor, aunque esto no es imprescindible para mí. Eso sí: si la investigación aún no ha sido citada, la manipulo con precaución y trato de dejar bien claro que aún no ha superado esa prueba.
La información del ingeniero Curiel no cumple ninguno de esos criterios. Sabemos (porque nos lo dice) que es ingeniero (¿ingeniero en qué?), no geofísico ni sismólogo. Parece que título de ingeniero apantalla ingenuos. Y está bien. Pero un ingeniero sabe ingeniería. ¿Se dejarían operar del cerebro por un contador que dijera tener una novedosa teoría del cerebro? En segundo lugar, las predicciones del ingeniero Curiel están publicadas en su blog personal. No hay cálculos. No hay referencias. Sólo afirmaciones sin sustento. En los artículos académicos sobre sismología y en particular sobre posibles métodos de pronóstico no hay mención de su trabajo ni de su supuesta teoría, que además tiene un nombre que suena ingenuo y simplista: "Teoría de las fuerzas gravitacionales". En algún periódico dicen que el ingeniero es egresado de cierta escuela, pero es una escuela de administración y gerencia, no de geofísica.
En descargo del ingeniero Curiel debo añadir que en la última publicación de su blog, fechada el 29 de agosto, dice que ni el Servicio Sismológico Nacional ni el Instituto de Geofísica de la UNAM aprueban ni avalan sus pronósticos. Incluso informa que los expertos "lo refutaron, explicándome claramente sus puntos de vista y los diversos estudios al respecto". Luego añade que los expertos "me ofrecieron toda la ayuda en cuanto a información estadística y publicaciones científicas..."
Merece crédito Curiel por esta respuesta a los expertos y merecen crédito el Sismológico y el Instituto de Geofísica de la UNAM por dialogar civilizadamente con el ingeniero. Pero no merecen crédito ni el pronóstico ni los métodos del ingeniero Curiel...
...lo cual NO quiere decir que no vaya a temblar. Sólo quiere decir que, como siempre, no sabemos cuándo.
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8 comentarios:
Estimado Sergio: com sabes soy asiduo lector de este blog y en multiples ocasiones te he dicho que me gustan mucho los temas que expones. Creo que sabes que también soy frecuente lector del blog de tu amigo y colega Martin Bonfil. En el blog de Martin, con frecuencia me trabo en polémicas, desde leves hasta agrias, porque no concuerdo con su tematica. Me parece que pudiendo hablar de tantas cosas extraordinarias de ciencia, hace mal en emprender cruzadas personales, animadas por su corriente particular de escepticismo.
Hablando de tu blog, con firmeza he decidido no traer aquellas polemicas hasta aquí, primero porque la tematica que tu eliges y tu manera de tratarla me es completamente afin y la dsifruto. No hay motivo de pleito, pues. Pero, a fuerza de ser sincero, te diré que esa afirmación de “arrogancia” me mueve fibras: de ti, en especifico, NO creo que se te pueda colgar el letrerito. Pero, de la comunidad científica, amigo Sergio, sí creo que cabe el calificativo arrogante. Y elitistas, también. Juzgar un argumento, sobre la base de si lo dijo un “entendido” en esos temas o uno “de fuera” no me parece sensato. Me parece mas un circulo cerrado, un club muy excluisvo.
Pero como te digo, para nada está en mi interés que esas discusiones se trasladen de allá para acá. Aquí, sinceramente, encuentro un espacio interesante, ameno, divertido y provechoso, con temas de ciencia A MI ALCANCE, que soy sinceramente solo un aficionado entusiasta de la ciencia. Pero, Sergio, de que a veces les sale lo arrogante, les sale, como negarlo? Un botón de muestra: las discusiones científicas (entre ustedes como sus propios pares) usan con frecuencia el sarcasmo como técnica de discusión… ¿no es el sarcasmo, en el fondo, una manera arrogante para decirle al otro tontito? ¿no es el sarcasmo, en el fondo, una burla al otro, donde no es lo importante sacar en claro la verdad, sino ganar, y no solo ganar, sino ganar machacando al otro? Y no me puedes negar, Sergio, que ese sarcasmo se les da, casi naturalmente, a tu gremio. La verdad, en el fondo, los científicos si cojean de esa pata, si se les da la arrogancia.
En fin, solo por decirte mi pensar y de esa corriente de escepticismo científico, que anda buscando, como Houdini, desenmascarar a todos los charlatanes del mundo. Embestir a todos lso molinos de viento posibles. Jeje, y no te lleves con los contadores, tu servilleta es contador y a ver que dia te platico mi “novedosa teoría del cerebro” chance y comience a operar (te doy descuento si eres mi primer paciente, como de que no!)
Un gran saludo.
Estimado Sergio: com sabes soy asiduo lector de este blog y en multiples ocasiones te he dicho que me gustan mucho los temas que expones. Creo que sabes que también soy frecuente lector del blog de tu amigo y colega Martin Bonfil. En el blog de Martin, con frecuencia me trabo en polémicas, desde leves hasta agrias, porque no concuerdo con su tematica. Me parece que pudiendo hablar de tantas cosas extraordinarias de ciencia, hace mal en emprender cruzadas personales, animadas por su corriente particular de escepticismo.
Hablando de tu blog, con firmeza he decidido no traer aquellas polemicas hasta aquí, primero porque la tematica que tu eliges y tu manera de tratarla me es completamente afin y la dsifruto. No hay motivo de pleito, pues. Pero, a fuerza de ser sincero, te diré que esa afirmación de “arrogancia” me mueve fibras: de ti, en especifico, NO creo que se te pueda colgar el letrerito. Pero, de la comunidad científica, amigo Sergio, sí creo que cabe el calificativo arrogante. Y elitistas, también. Juzgar un argumento, sobre la base de si lo dijo un “entendido” en esos temas o uno “de fuera” no me parece sensato. Me parece mas un circulo cerrado, un club muy excluisvo.
Pero como te digo, para nada está en mi interés que esas discusiones se trasladen de allá para acá. Aquí, sinceramente, encuentro un espacio interesante, ameno, divertido y provechoso, con temas de ciencia A MI ALCANCE, que soy sinceramente solo un aficionado entusiasta de la ciencia. Pero, Sergio, de que a veces les sale lo arrogante, les sale, como negarlo? Un botón de muestra: las discusiones científicas (entre ustedes como sus propios pares) usan con frecuencia el sarcasmo como técnica de discusión… ¿no es el sarcasmo, en el fondo, una manera arrogante para decirle al otro tontito? ¿no es el sarcasmo, en el fondo, una burla al otro, donde no es lo importante sacar en claro la verdad, sino ganar, y no solo ganar, sino ganar machacando al otro? Y no me puedes negar, Sergio, que ese sarcasmo se les da, casi naturalmente, a tu gremio. La verdad, en el fondo, los científicos si cojean de esa pata, si se les da la arrogancia.
En fin, solo por decirte mi pensar y de esa corriente de escepticismo científico, que anda buscando, como Houdini, desenmascarar a todos los charlatanes del mundo. Embestir a todos lso molinos de viento posibles. Jeje, y no te lleves con los contadores, tu servilleta es contador y a ver que dia te platico mi “novedosa teoría del cerebro” chance y comience a operar (te doy descuento si eres mi primer paciente, como de que no!)
Un gran saludo.
¡Y que lo digas, amigo Luis Martín! Sí, los científicos pueden llegar a ser muy arrogantes. En general es verdad que se creen necesariamente más listos que los demás. Lo llevan completamente internalizado, ni se lo cuestionan y ni se dan cuenta de que lo piensan. También se creen que, puesto que la manera científica de pensar funciona tan bien en el ámbito de la ciencia, necesariamente tiene que servir en todos los demás, y ahí tienes al científico que se llena la boca despepitando sandeces sobre política, filosofía, ¡divulgación!, contaduría...
Pero eso sí: hay asuntos que se resuelven mejor con ciencia, como las operaciones del cerebro y el pronóstico de terremotos, y esos hay que dejárselos a los científicos. Los legos no tienen nada que decir. No por ser democráticos y concederle a todo el mundo el derecho a expresarse hay que perder de vista que, en lo profesional, son los profesionales los que tienen que hablar. Creo que decirlo no es arrogancia. En cualquier profesión el que sabe, sabe.
Así pues, no es arrogancia cuando un científico le explica al ingeniero Curiel por qué no da ningún crédito a sus cálculos y sí es arrogancia cuando un científico opina con suficiencia sobre temas que desconoce a un nivel especializado.
Por eso, querido Luis Martín, te agradezco que me ofrezcas descuento en la trepanación, pero no acepto. Entenderás por qué... :-)
que tal Luis...
creo que el tratar este tipo de casos es muy importante.
desafortunadamente, la mayoria de la gente esta convencida que lo que se publica en internet esta "comprobado cientificamente" y una de las cosas en las que los divulgadores tienen mucho que hacer, es ayudar a que la gente tenga elementos para poder interpretar lo que leemos.
Estimado Sergio, de acuerdo, lo mejor para un tema especializado, ES EL ESPECIALISTA. Y como uds los cientificos bien saben, siempre hay que dejar espacio para perfeccionar lo que ya se sabe, perfeccionar los conocimeintos. Y ni modo, ibas a ser mi primer paciente de lobotomia, pero mejor asi: ibamos a perder a un amenisimo divulgador e ibamos a sumar a un pseudo cirujano en la carcel, jeje.
Saludos, Mario Alberto, y es muy pertinente tu apunte: no creer todo lo que se dice en internet... hay que escuchar con oido critico lo que nos llega y decidir en responsabilidad propia a quien se la cree uno.
Seguimos leyendonos, gracias.
En su momento vi las publicaciones del Ing. Curiel, mi primera reacción fue el poder revisar qué hacía y cómo; lo que encontré fue que sólo anunciaba una teoría con gráficas bonitas, y que hacia justo lo necesario para él mismo bloquearse en la apertura al conocimiento: parecer un charlatán, es decir, promulgar a diestra y siniestra que la realidad estaba apegándose a su teoría, con "ciertos rangos de diferencia", donde esos rangos varían desde varios días hasta cientos de kilómetros...
Luego la cerrazón y medias verdades: "Fuí a hablar con los directivos de X y Y", ¿quiénes? ¿nombres?.
¿Sus datos? Una serie de conjeturas que explican (a veces) una alta coincidencia, pero de ninguna manera causalidad.
En el libro "The Signal and the Noise: Why So Many Predictions Fail-but Some Don't" hay un capítulo exclusivo de este tema (con las predicciones de temblores), de cómo no hay que confundir (precisamente) la señal con el ruido, no por mucho que coincidan tus datos tenemos que hacerlos cuadrar con nuestra idea, error de "novato" (siendo yo también un novato), pero que de ninguna manera se acepta como excusa ante la cerrazón esa de "Mi teoría cuadra, si no la aceptas tú estás mal" que siento tiene el Ing. Curiel.
En su momento me puse a investigar si todo lo que decía tenía dolo, y al parecer no, según el sistema de cedulas de la SEP el Ing. si es Ingenierio, en Ingeniería Civil, en el lugar donde dice ser titulado: Universidad Autónoma de Guadalajara. En ese aspecto coincido contigo, tal parece que sólo tenemos un "Charlatan Inocente".
Hasta ahora tenía dudas sobre la ingenuidad de este señor.
El primer artículo del blog del señor Curiel esta datado el 3 de julio de 2011. Curiosamente mes y medio posterior al artículo publicado por mí el día 14 de mayo de 2011 en tenerifewebs.com, y que criticaba los comentarios jocosos de algún periodista respecto al pronóstico relizado por el geólogo, ya fallecido, Raffaele Bendandi sobre un probable terremoto en Roma.
http://tenerifewebs.blogspot.com.es/2011/05/reflexiones-sobre-el-terremoto-de-lorca.html
Entonces, y de forma un tanto enfadada con científicos y políticos, decía yo:
"lo que me parece preocupante es que ante indicios científicos de relevancia "la ortodoxia científica" los rechace sin ni siquiera estudiarlos, simplemente porque el autor que lo dice no es poseedor del correspondiente título académico o por la excentricidad personal del mismo, sin haber tenido en cuenta su dedicación e interés en las materias en cuestión"
Y publicaba unos esbozos de cálculos muy sencillos, que después he ido desarrollando. No me cabe ninguna duda, de que "los famosos estudios" al respecto del señor Curiel comenzaron entonces.
Sin embargo, las dudas se han despejado cuando he visto el vídeo de youtube en el que el señor Curiel, (o periodistas afines) utilizan uno de los gráficos publicados en mi blog, Lurrikara,( lurrikara.blogspot.com ) sin mi permiso y sin hacer referencia a su origen, no me cabe ninguna duda ya sobre su charlatanería y falta de escrúpulos. No me importa que me copien el trabajo, así avanzamos los humanos, lo único que pido es que se atribuya o se indique el origen de lo copiado.
http://www.youtube.com/watch?v=c0l97dFbVqk
El gráfico que aparece en el vídeo, desde el minuto 9-00 hasta el minuto 09-13, está copiado de mi blog Lurrikara.
El autodenominado ingeniero Curiel y los que le promocionan en los medios de forma tan irresponsable y sensacionalista no son tan inocentes. Es un copión descarado.
E.A.Z. (Lurrikara)
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