El 19 de enero de 2006 partió hacia el planeta Plutón la misión New Horizons de la NASA. Siete meses después Plutón dejaba de ser oficialmente planeta por decisión consensuada de la Unión Astronómica Internacional (UAI).
Uno de los problemas era que desde los años 90 habían empezado a aparecer objetos de masas y órbitas parecidas a las de Plutón y se esperaba que aparecieran muchos más. Con tantos nuevos planetas (posiblemente miles) iba a ser necesario volver a definir "planeta".
Otro problema era la historia de Plutón.
Percival Lowell era un millonario de Boston que a fines del siglo XIX se obsesionó con los supuestos canales de Marte y usó parte de su fortuna para construir un observatorio en Flagstaff, Arizona. Lowell siempre creyó que veía los canales de Marte. Por suerte, su observatorio también se dedicó a cosas más serias. A principios del siglo XX muchos astrónomos pensaban que en lo profundo del sistema solar podía haber planetas desconocidos. Neptuno se había descubierto hacía unos 80 años gracias a que se sospechaba que las pequeñas desviaciones de la órbita de Urano se debían a los tirones gravitacionales que le daba otro cuerpo desconocido; ¿por qué no podría haber otros objetos más allá de Neptuno? Al hipotético planeta se le llamó "planeta X" y en 1906 Lowell lanzó la búsqueda del desconocido desde su observatorio.
Lowell murió en 1916 sin saber (ni él ni nadie) que su observatorio había captado dos imágenes muy tenues de un objeto desconocido en 1915. En total se sabe de 16 "predescubrimientos" de Plutón (fotografías en las que retrospectivamente se ha visto que aparece, sin que lo supieran los autores de las fotos). Luego el observatorio se vio enfrascado en un desagradable litigio con Constance Lowell, viuda del millonario, que quería para su bolsillo el milloncito de dólares que su marido había legado a la institución. La búsqueda del planeta X se atrasó unos años.
El 1929 el director del observatorio le encargó la búsqueda al novato Clyde Tombaugh, recién llegado de Kansas a sus 23 años. El joven escudriñó el cielo tomando fotos con el telescopio. Cuando tenía dos fotos de la misma región del cielo en momentos distintos, las montaba en un comparador, artefacto que sirve para ver dos fotos cambiando de una a otra instantáneamente. Esto facilita el percibir puntos de luz que hayan cambiado de posición entre una imagen y otra: se produce un efecto parecido al de los fotogramas de una película y uno percibe el cambio como un movimiento. El 18 de febrero de 1930 Tombaugh encontró un objeto nuevo. Se tomó unos días para confirmar usando más fotos y el 13 de marzo el Observatorio Lowell anunció el descubrimiento del noveno planeta del sistema solar. Como narré aquí, al planeta le pusieron Plutón (dios romano del inframundo) por sugerencia de una niña de 11 años llamada Venetia Burney. (La viuda de Lowell, no contenta con tratar de quitarle un millón de dólares al observatorio en 1916, propuso que el planeta se llamara "Constance", como ella.)
En las fotos de Clyde Tombaugh el nuevo planeta era una mancha difusa apenas visible. Con los instrumentos de la época no se podía saber nada más allá de su órbita. Las primeras estimaciones de la masa de Plutón daban valores cercanos al de la masa de la Tierra, pero conforme fuimos conociéndolo mejor la masa calculada original se fue reduciendo. En 1978 el astrónomo James Christy se dio cuenta de que Plutón estaba formado por dos objetos casi del mismo tamaño analizando fotos nuevas y viejas. En otras palabras, Plutón tenía un satélite, al que se llamó Caronte (por el barquero que llevaba las almas a la isla de los muertos cruzando la laguna Estigia). Observando la danza de los dos objetos se pudo calcular con mucha precisión la masa de Plutón: 0.2 % la de la Tierra. La luna es más de cinco veces más pesada. Empezaban las dudas de la planetitud de Plutón.
En 2005 un equipo de científicos llamado Proyecto de Búsqueda de Compañeros de Plutón encontró dos lunas más usando el Telescopio Espacial Hubble. Hoy se llaman Nix (diosa de la noche, creo) e Hidra (serpiente multicéfala). El vecindario de Plutón es más complicado de lo que se esperaba. Tal vez por eso Mark Showalter, del Instituto SETI, y su equipo han estado examinando la región para detectar posibles peligros para la nave New Horizons. En esa búsqueda, Showalter y sus colaboradores encontraron dos satélites más que giran alrededor de Plutón y Caronte: uno en julio de 2011 y otro hace unos días, en julio de 2012. En vista de que podrían aparecer más, Showalter ha decidido esperar para sugerir nombres oficiales (los nombres de los cuerpos espaciales tienen que ser aprobados por la UAI). Por el momento, las nuevas lunas de Plutón se llaman P4 y P5.
El descubrimiento de P4 y P5 ha dado nuevo aliento al debate que se abrió desde que la UAI reclasificó a Plutón como "planeta enano". El asunto produjo reacciones emotivas: el público que aprendió en la escuela los "nueve planetas" se niega a que su conocimiento se haga caduco por decreto; también produjo reacciones profesionales: los científicos de la misión New Horizons no quieren estudiar tan solo un planeta enano, clasificación que suena un poco a que Plutón es hoy un ciudadano de segunda (como seremos muy pronto los mexicanos que no votamos por el PRI). Otros astrónomos también se oponen a la degradación (es un decir) de Plutón. Tanto así, que en 2008 la UAI sostuvo un debate profesional al cabo del cual algunos astrónomos propusieron una clasificación especial para el objeto extraño de las cinco lunas: "plutoide". Este nombre casi no se usa; por suerte, porque suena horrible.
Entre que si son peras o son manzanas, yo quiero proponer un nombre para P4 o P5. Puesto que todo lo relacionado con Plutón se refiere al inframundo, propongo con orgullo tenochca ponerle "Mictlantecuhtli", que es aproximadamente el equivalente náhuatl de Plutón. ¿Creen que prospere mi propuesta? (¿Se imaginan a los astrónomos extranjeros pronunciando Mictlantecuhtli? Yo no.)
La marcha por la ciencia 2019
Hace 5 años
3 comentarios:
Pues si Mictlantecuhtli suena apropiado para P5, P4 bien pudiera llamarse Mictlancihuatl.
¡Ay, Ger! ¿Qué no sabes que las mujeres nunca cuentan?... No, pero imagínate a un islandés tratando de pronunciarlo. Sería como nuestra venganza por su Eyjafjalajökull.
jajajaajajaja, no manches sergio, qué risa: primero con lo de ciudadanos de segunda y luego con las mujeres incontables. ese humor negro tuyo me pone muy de buenas.
me gustó tu entrada. no la pude escuchar en radio, se me pasó. qué bueno que la publicaste.
saludos!!!
Publicar un comentario