viernes, 15 de abril de 2011

Babel en África

A los que hablamos español como lengua materna nos cuesta mucho trabajo aprender a hablar francés con buena pronunciación porque ese idioma usa más sonidos que el nuestro. En español las vocales son a, e, i, o, u --y se pronuncian casi igual en todas las palabras en las que aparecen. En francés hay tres tipos de "e" (e, é y è, para los entendidos), la "o" puede ser abierta o cerrada, y la "u" tiene un sonido aflautado que se convierte en el sonido más grave de la u española cuando se le antepone una o: "ou". Las consonantes en francés también tienen más variedad que las españolas; en resumen, parece que en francés se emplean más fonemas que en español.

El aparato vocal humano tiene una amplia gama de sonidos a su disposición para construir lenguas. En África sobreviven idiomas aún más ricos en fonemas, que usan hasta chasquidos de lengua para formar palabras. Si comparamos los sonidos de los idiomas con los de una orquesta, yo diría que los que nos son más familiares a lo occidentales tienen cuerdas, metales y maderas, y esas lenguas africanas tienen, además, una generosa sección de percusiones.

En un artículo publicado ayer en la revista Science, Quentin Atkinson (Departamento de Psicología de la Universidad de Auckland, Nueva Zelanda) estudia la riqueza fonética de 504 idiomas. Según investigaciones anteriores, la diversidad de sonidos de una lengua está relacionada con el número de sus hablantes: en general, a más hablantes, más fonemas, lo que sugiere que las lenguas más ricas en sonidos surgieron en poblaciones muy grandes y las menos ricas, claro, en poblaciones más pequeñas. ¿Por qué se encuentran en África las lenguas con más diversidad fonética?

Atkinson menciona otro resultado de una disciplina en principio muy apartada de la lingüística y la filología: que la diversidad genética de las poblaciones humanas disminuye mientras más lejos de África está el origen de esas poblaciones. Esto se explica con el siguiente modelo: todas las poblaciones humanas provienen de una original que surgió en África. De ésta se fueron desprendiendo grupos pequeños que se llevaron un subconjunto de los genes originales a Europa y el Medio Oriente, donde fundaron nuevas comunidades. De éstas comunidades se desprendieron otros grupos, que se llevaron subconjuntos de genes aún menos diversos a lugares cada vez más distantes de África. Este modelo de fundaciones sucesivas (serial founder en inglés) explica muy bien por qué la diversidad genética de las poblaciones disminuye conforme el origen de esas poblaciones dista de África; una bonita explicación construida con estas dos ideas: 1) que la humanidad se originó en África y 2) que se fue dispersando por desprendimiento de grupos pequeños que se alejaron del centro.

En su artículo Atkinson pone a prueba la idea de que los idiomas y otras manifestaciones culturales también satisfacen el modelo de fundaciones sucesivas. Para eso analiza estadísticamente la riqueza fonética de 504 lenguas registradas en un catálogo titulado Atlas mundial de estructuras lingüísticas y combina esta información con datos demográficos y geográficos de estas lenguas. Atkinson obtiene mapas y gráficas que muestran claramente que la diversidad fonética --como la diversidad genética-- también disminuye con la distancia a África. En este modelo se toma en cuenta la ubicación original donde surgieron las lenguas, no la distribución de sus hablantes hoy; así, el español es de España, no de América Latina, por ejemplo. Luego de concluir que las lenguas sí satisfacen el mismo modelo de origen y dispersión que las poblaciones, Atkinson extiende su conclusión: "En la medida que la lenga se puede considerar como ejemplo de evolución cultural, estos resultados apoyan la propuesta de que el efecto fundacional operó durante nuestra colonización del mundo..."

El resultado, al parecer, les ha pisado los cayos a algunos filólogos y lingüistas, reacios a sacar conclusiones sobre acontecimientos que ocurrieron hace más de 10,000 años. En efecto, la fecha de la dispersión desde África se ha ubicado entre 50,000 y 100,000 años en el pasado. La mayoría de los lingüistas piensan que no se puede afirmar nada acerca de las relaciones de las lenguas en épocas tan remotas. La discusión se va a poner intensa antes de que se acepte la propuesta de Atkinson. Hay que estar pendientes, porque los periodos de controversia en la ciencia son más interesantes que los de consenso.

6 comentarios:

Concepción dijo...

Sergió,
leí el artículo original, pero me gustó más el tuyo. Super!!!
M.

Julio Reyes Ramírez dijo...

Excelentes las notas, seria bueno acompañarlo con el audio del programa de Pedro Ferriz. Saludos.

José María Hdz dijo...

como que me meto a ver los comentarios y algo falta. qué será??

Ah sí, falta el comentario de Luis Martín Baltazar!

Laura Casasa dijo...

Hola Sergio. Soy lingüista. Me gustó mucho tu artículo, que me recomendó un amigo que suele leerte. En realidad, creo que los lingüistas no están tan reacios a aceptar este tipo de propuestas porque, al menos en el ámbito de la lingüística evolutiva o de la psicolingüística, cuando se trata de indagar sobre el origen del lenguaje hay una fuerte línea que supone que, justamente, este se origina en Africa y va de la mano con los movimientos migratorios de los primeros pobladores. Me parece muy interesante que se arrojen datos sobre esta hipótesis. Un saludo afectuoso. Laura Casasa. www.lauracasasa.com

Luis Martin Baltazar Ochoa dijo...

Saludos Josè Marìa... ni modo, se me juntò la chamba, y luego los dias inhabiles de Semana Santa; apenas hasta hoy visitando pero siempre con el gusto de leer lo que nos platica Sergio. Siempre interesante. Gracias y saludos.

Liliana Pérez Estrada dijo...

Me gusto mucho este artículo me recuerda a la teoría de la glotocronología de Maricio Swadesh, pero esto esta mejor