El castillo de Civitella Ranieri, Umbria, Italia (¡foto del autor!) |
Los dinosaurios se extinguieron por culpa de un meteorito; esa idea también tiene un lugar de origen: el Cañón del Bottaccione, situado en los montes Apeninos, a espaldas de la ciudad de Gubbio, Italia. Ahí se encuentran afloramientos de estratos geológicos que se depositaron en las profundidades de un antiguo mar y luego emergieron y se deformaron con la rotación de la península italiana y la formación de los Apeninos. Junto a una estrecha carretera flanqueada por riscos abruptos hay una playa de estacionamiento para emergencias. En la pared de roca se ven claramente unos estratos geológicos blancos y rojos inclinados unos 45 grados. Las rocas del Cañón del Bottaccione se desmoronan con facilidad. Una red de alambre cubre la pared de roca para detener las lajas de piedra que se desprenden todo el tiempo. Detrás de las mallas hay un letrero oxidado que dice "sitio de importancia científica": aquí se descubrió la primera evidencia del impacto que acabó con los dinosaurios y muchas otras especies de plantas y animales hace 66 millones de años.
Faltando unas semanas para irme a a Italia se me ocurrió preguntarme dónde quedaba Gubbio. Pensando que sería lejos de mi castillo, busqué en Google Maps. Sorpresa: Gubbio estaba a escasos 30 kilómetros. ¡Tenía que ir a ver los estratos de la cañada del Bottaccione! Sería imperdonable no ir estando tan cerca, ¿cuándo se iba a repetir semejante oportunidad?
Fue hasta la última semana que pude organizarme para ir. Tenía las coordenadas de uno de los sitios de donde tomaron muestras Walter Alvarez y sus colaboradores en los años 70 (de hecho, las coordenadas las saqué del artículo de 1980 en el que Alvarez y sus colaboradores proponen la hipótesis de impacto a partir de la evidencia de los estratos). Había ido a Gubbio con mis compañeros de beca hacía unos días, pero no quise machacar con mis estratos geológicos más de lo necesario (íbamos a conocer la ciudad, que existe desde tiempos del imperio romano y es impresionante). Me limité a mirar por ahí y distinguir a lo lejos el caminito que se metía entre dos abruptas montañas donde yo sospechaba que se encontraba el objeto de mi peregrinación. Esa semana decidí jugarme el todo por el todo, y armándome de valor, busqué la dirección de correo electrónico de Walter Alvarez. No es nada difícil encontrar los datos de un científico, por famoso que sea: generalmente están en las páginas web de sus universidades y muchas veces en los artículos que publican. Me presenté como escritor científico de visita en Italia y con interés en la "transición K-Pg", como se llama técnicamente a la capa de arcilla oscura que estudiaron Alvarez y sus colaboradores. Le solicité simplemente que me recomendara alguien en Gubbio que pudiera indicarme adónde ir. No pedía yo más. Pero Walter Alvarez contestó con generosidad y calidez: le encantaría poder llevarme personalmente, pero no se encontraba en Gubbio; por suerte, por ahí andaba de vacaciones su amigo Jan Smit (codescubridor de la evidencia del impacto y la extinción abrupta), ¡que con mucho gusto me acompañaría! Quedé con Smit para el lunes 21 de junio a las 11 de la mañana en un restaurante llamado Osteria del Bottaccione, famoso entre los geólogos por encontrarse a unos pasos del afloramiento más conocido.
Ahí estaba yo ese día, pese a que soplaba un ventarrón helado y empezaba a llover (y la hostería estaba cerrada). Me acompañó mi compañero de beca y nuevo amigo, el compositor brasileño Alexandre Lunsqui, que estaba muy interesado en la historia de las piedras, sobre todo porque su esposa es geóloga (Alex le había comentado que estuvo en Gubbio la primera vez que fuimos y ella le había reclamado por no ir a ver los estratos geológicos). Jan Smit llegó con su esposa, la historiadora Jesse Bos. Caminamos hasta el afloramiento mientras Smit nos explicaba que con cada paso estábamos recorriendo miles de años de sedimentación.
revista ¿Cómo ves? El artículo se publicará en diciembre, en el número de aniversario, y contendrá más fotos y más detalles. Este post es una probadita de ese divertidísimo día.
Fue hasta la última semana que pude organizarme para ir. Tenía las coordenadas de uno de los sitios de donde tomaron muestras Walter Alvarez y sus colaboradores en los años 70 (de hecho, las coordenadas las saqué del artículo de 1980 en el que Alvarez y sus colaboradores proponen la hipótesis de impacto a partir de la evidencia de los estratos). Había ido a Gubbio con mis compañeros de beca hacía unos días, pero no quise machacar con mis estratos geológicos más de lo necesario (íbamos a conocer la ciudad, que existe desde tiempos del imperio romano y es impresionante). Me limité a mirar por ahí y distinguir a lo lejos el caminito que se metía entre dos abruptas montañas donde yo sospechaba que se encontraba el objeto de mi peregrinación. Esa semana decidí jugarme el todo por el todo, y armándome de valor, busqué la dirección de correo electrónico de Walter Alvarez. No es nada difícil encontrar los datos de un científico, por famoso que sea: generalmente están en las páginas web de sus universidades y muchas veces en los artículos que publican. Me presenté como escritor científico de visita en Italia y con interés en la "transición K-Pg", como se llama técnicamente a la capa de arcilla oscura que estudiaron Alvarez y sus colaboradores. Le solicité simplemente que me recomendara alguien en Gubbio que pudiera indicarme adónde ir. No pedía yo más. Pero Walter Alvarez contestó con generosidad y calidez: le encantaría poder llevarme personalmente, pero no se encontraba en Gubbio; por suerte, por ahí andaba de vacaciones su amigo Jan Smit (codescubridor de la evidencia del impacto y la extinción abrupta), ¡que con mucho gusto me acompañaría! Quedé con Smit para el lunes 21 de junio a las 11 de la mañana en un restaurante llamado Osteria del Bottaccione, famoso entre los geólogos por encontrarse a unos pasos del afloramiento más conocido.
Ahí estaba yo ese día, pese a que soplaba un ventarrón helado y empezaba a llover (y la hostería estaba cerrada). Me acompañó mi compañero de beca y nuevo amigo, el compositor brasileño Alexandre Lunsqui, que estaba muy interesado en la historia de las piedras, sobre todo porque su esposa es geóloga (Alex le había comentado que estuvo en Gubbio la primera vez que fuimos y ella le había reclamado por no ir a ver los estratos geológicos). Jan Smit llegó con su esposa, la historiadora Jesse Bos. Caminamos hasta el afloramiento mientras Smit nos explicaba que con cada paso estábamos recorriendo miles de años de sedimentación.
revista ¿Cómo ves? El artículo se publicará en diciembre, en el número de aniversario, y contendrá más fotos y más detalles. Este post es una probadita de ese divertidísimo día.
El autor, muy ufano, junto al martillo de geólogo de Jan Smit. |
5 comentarios:
Sergio:
Interesante preview de lo que seguramente será un interesante artículo en diciembre.
Felicitaciones adelantadas.
Saludos
Mario Flores
Gracias por compartir esto Sergio. Está muy interesante este post. Me recordaste cuando yo te escribí un correo y que también me recibiste muy amablemente, así que conozco ese sentimiento que comentas. Que envidia que estuviste por alla.
Saludos
sergio tengo una foto que quiero que veas,para que me des tu opinion,,...ramiro rdz. rosas,sta. catarina,n.l
Estimado Sergio, que bueno reencontrarte en tu sabroso blog de ciencia. Lo que nos cuentas está muy interesante, que estupendo que no solo llegaste a tu "lugar de peregrinacion laica" sino que además te asistió un "Gurú" imposible de superar. Que inmejorable ocasión para un curioso de la ciencia como tu.
La ciencia es impresionante: sacar de una ladera de piedra (de piedras) evidenncia de algo tan lejano como 60 millones de años (ni siquiera imagiono cuanto tiempo e eso) es lo que da la magnitud de lo que significa la ciencia para la humanidad... una interminable cadena de pequeñas aportaciones (a veces enormes aportaciones individuales) que suman, suman, y al momento nos dan el conocimiento que no se podría tener de otra manera (salvo que se regresara en una maquina del tiempo, que hasta donde sabemos, no existe, jeje).
Felicitaciones por tu NUTRITIVO viaje y EN EL PROXIMO INSERTO DINOS, AHORA EN LA PARTE MUSICAL, QUE HACIAS EN ESE CASTILLO. Tambien debe ser una buena historia.
Que bueno que regresaste, con bien y a chambear al blog. Bienvenido.
Estimado Sergio:
Tengo algunos años escuchando a Pedro Ferris y hasta ahora no me había interesado ningún artículo hasta el viernes pasado que hablaste de tu viaje por Italia. El viernes no tuve éxito en mi búsqueda por Internet, puesto que no recordaba tu apellido, y hoy Eureka!, encontré tu blog, tienes un seguidor más con tu servidor.
En hora buena por la aventura que acabas de tener, y en espera del artículo final para ver las fotos de tu viaje.
Saludos.
Alejandro Ramírez
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