viernes, 10 de febrero de 2012

Grillos caníbales y árboles estresados

El entomólogo Jeff Lockwood, de la Universidad de Wyoming, estudiaba un tipo de grillo grande y agresivo de la familia Gryllacrididae. Los individuos de esta especie atacan todo lo que se les acerca y si dos machos se encuentran, luchan hasta la muerte. Lockwood tenía sus grillos en unos recipientes especiales que metía en el refrigerador por la mañana antes de empezar a trabajar con ellos. Los grillos son de sangre fría y se vuelven lentos con las temperaturas bajas. Lockwood enfriaba sus ejemplares para tranquilizarlos antes de manipularlos porque los grillos de esa familia tienen fuertes mandíbulas que pueden sacar sangre. En resumen, una especie violenta y desagradable (para nosotros, por lo menos).

Pero tenían una característica que, en opinión de Lockwood, los hacía casi simpáticos: cada ejemplar construía un nido que luego podía reconocer por el olor (estos animales secretan una feromona personal, podríamos decir). Es muy raro que un insecto tenga algo parecido a sentido de la identidad. Para eso normalmente se necesitan funciones mentales que no poseen los insectos. La capacidad de identificar el nido los acercaba un poquito a la humanidad, sentía Lockwood.

Un día el investigador cerró la tapa del recipiente donde tenía los grillos sin fijarse en que su ejemplar preferido estaba parado en el borde y le aplastó el vientre. Del abdomen del grillo salió una sustancia amarillenta y grasosa, seguida de varias vísceras. Lockwood sintió una punzada de dolor en el corazón. ¡Si hubiera sido más cuidadoso! Ahora el grillo iba a morir. No era precisamente como la muerte de un amigo, pero Lockwood había llegado a encariñarse con estos animales. ¿Estaría sufriendo el insecto?

El grillo inclinó la cabeza, abrió las mandíbulas y, ante la mirada horrorizada de Lockwood, empezó a comerse sus propias entrañas. Tratando de serenarse, el investigador recordó lo que le había dicho un profesor muy querido cuando era estudiante: es un error proyectar los sentimientos humanos en un organismo de otra especie. El científico debe andar con cautela: lo que parece un comportamiento humano puede tener causas completamente ajenas a las que lo motivan en las personas. El que "antropomorfiza" (da forma humana) a los animales corre el riesgo de no ver con claridad y pasar de largo la explicación correcta de un comportamiento.

Ya con la mente más fría, Lockwood se puso a pensar en las posibles causas del autocanibalismo de su grillo preferido, que masticaba vorazmente al tiempo que agonizaba.

El investigador dio con una explicación natural y descarnada: las grasas son alimentos muy preciados en la naturaleza porque contienen mucha energía y porque son escasas en la vida silvestre. Así, muchos organismos tienen el instinto de devorar todos los alimentos grasosos que encuentran. Ese impulso primigenio estaba dominando el comportamiento del grillo autocaníbal. Ni hablar de sufrimiento ni de tristeza de abandonar el mundo tan joven: comer, ése era el imperativo del sencillo sistema nervioso del insecto. Lockwood recordó con cariño a su maestro y con esto  pudo dominar su sentimiento de compasión (sin borrarlo del todo).

El consejo del maestro de Lockwood es fundamental para el biólogo y podría elevarse a la categoría de mandamiento: "no antropomorfizarás a otras especies", so pena de no entender nada de lo que ocurre en la naturaleza. La historia, que escuché en el magnífico podcast de Radiolab, me recordó todos esos documentales y películas que se ven por estos días, en los que un pingüino expresa amor paternal, una orca es cruel, un koala es cariñoso... A mis amigos biólogos se les ponen los pelos de punta cuando oyen semejantes afirmaciones.

Ayer mi amiga y colega Elaine Reynoso me contó otra historia del mismo tipo. Hace muchos años, Elaine era la encargada de las exposiciones (y muchas otras cosas) en Universum, museo de ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde ambos trabajamos. Un día Araceli Zárate, colega nuestra que hoy trabaja en el jardín botánico de la UNAM, le propuso a Elaine hacer una exposición sobre bonsáis. Mi amiga se quedó dudando: una exposición, para presentarse en Universum, tenía que contener algo de ciencia, ¿dónde estaba la ciencia en los bonsáis? Elaine decidió convocar un panel de artesanos del bonsái y biólogos de la UNAM.

Jamás se imaginó lo que iba a ocurrir.

Los bonsaistas expusieron muy ufanos la delicada y laboriosa técnica de hacer arbolitos enanos que podían considerarse verdaderas obras de  arte, y afirmaron que los bonsáis son los árboles más cuidados, protegidos y amados. Los biólogos pusieron el grito en el cielo: ¿amor?, ¡aquello era vil tortura! Los bonsaistas hacían sufrir a las plantas, las mutilaban... en pocas palabras, aquello era  contra natura. Creo que no les faltaba razón: los biólogos estudian la materia viviente tal cual es para entender de dónde vienen las especies, cómo funcionan individualmente, cómo operan en conjunto en los ecosistemas. Un árbol al que se le podan constantemente las raíces y las ramas, se le limitan los nutrientes y el espacio y se le separa de su hábitat natural es, para ellos, una monstruosidad. Ante la mirada horrorizada de Elaine, se desató una batalla digna de los grillos de la familia Gryllacrididae. Los expertos de ambos campos se destriparon metafóricamente y devoraron las entrañas de sus enemigos. Al final, la exposición de bonsáis resultó ser el pretexto ideal para  presentar el aspecto más importante de la manera científica de pensar: la discusión abierta, el debate  continuo. Ahí estaba la ciencia. La exposición se presentó como una mirada crítica al arte del bonsái, con los dos puntos de vista para que el visitante eligiera el más cercano a su conciencia.

La discusión de los bonsáis y el grillo que devora sus propias entrañas suscita esta duda, que habrá que responder atendiendo a la recomendación de reprimir el impulso de ver rasgos humanos en otras especies: ¿sufren los grillos y las plantas? Definir el sufrimiento y saber qué organismos son capaces de sufrir es fundamental para resolver asuntos bioéticos: ¿con qué animales se puede experimentar sin producir sufrimiento?, ¿se deben permitir las corridas de toros?...

¿Se debe permitir hacer bonsáis?

Está claro que la respuesta sería "no" si los organismos sufren en el sentido humano de la expresión, es decir, si se puede pensar que estas alteraciones de su funcionamiento normal les producen dolor y angustia por su salud y su supervivencia. En el caso del toro es relativamente simple concluir que sí hay sufrimiento, y que, por lo tanto, la corrida tiene algo de moralmente condenable, pero ¿sufren los grillos y los bonsáis?

Los expertos en bioética están de acuerdo en que para sufrir hay que tener en algún grado conciencia del "yo", de la identidad. Desde este punto de vista, creo que está claro que las plantas no sufren. Los biólogos hablan a veces del "estrés" al que está sometido un organismo; por ejemplo, un árbol se estresa en este sentido biológico si hay sequía, cuando cambia la temperatura mundial, cuando se instala una presa en su entorno; pero el estrés del que hablan los biólogos no es el mismo que el de usted y el mío: el árbol no se pone tenso por tener que entregar un trabajo urgente ni conducir en el tráfico. El árbol no teme por su empleo ni por su supervivencia. El estrés del árbol es más bien una alteración de su funcionamiento normal que puede restringir su crecimiento y hasta matarlo sin que se pueda decir que un "yo" está sufriendo. Es un poco como el estrés al que está sometida una columna que sostiene un edificio: el material está soportando presiones tremendas (y a veces durante siglos), pero a casi nadie se le ocurriría afirmar que la columna sufre y que, por lo tanto, la construcción es moralmente condenable. En ese caso, torturar un árbol sería como torturar una piedra. Mientras no se extermine una especie ni se talen bosques (lo que es moralmente condenable por otras razones), los bonsaistas podrían seguir ejerciendo su arte sin cargo de conciencia. En cuanto al grillo, comerse sus propias entrañas no muestra precisamente una gran conciencia del "yo". Posiblemente ni siquiera tiene mecanismos de dolor que den la voz de alarma cuando se le salen las entrañas como para que el organismo tome medidas evasivas. El grillo de Lockwood no sufrió.

El que sí sufrió fue Lockwood. Por justificado que le pareciese mitigar su compasión con argumentos racionales en esta circunstancia, no la pudo apagar. A cada quien sus impulsos instintivos.

El asunto del sufrimiento no es tan fácil de resolver en otros casos y por eso hoy existen los comités de bioética que vigilan que ningún "yo" padezca innecesariamente en los experimentos científicos.

20 comentarios:

Sergio de Régules dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Sergio de Régules dijo...

No sean tímidos, ¡opinen!

José María Hdz dijo...

Jajaja. Sergio, no manches, esta entrada está excelente. Me encantó; qué lastima que no estuviste en el programa hoy, me hubiera gustado mucho escucharlo. Al rato q llegue a mi compu comento más cosas, ahorita namas queria felicitarte, me ganó la emoción.
Saludos

Joss dijo...

Me encanto, simplemente recordé todas las veces que teníamos que sacrificar un espécimen en mis practicas de laboratorio.

Luis Martin Baltazar Ochoa dijo...

Estimado Sergio, SE ME AGOLPAN TANTAS IDEAS leyendo tu PROVOCATIVO articulo, que espero decirlas en orden, coherentemente (no pedir peras al olmo, plis) y con valor intrinseco...
1. ¡que entrada mas rica en filones de discusion! pero si me lo permites ¡que inusual encontrar polemica en uno de tus escritos! yo suelo encontrar aqui relatos de asombro, fascinacion, maravilla del mundo todo. Polemica raramente, pero hoy es de esas raras veces (vamos entrandole!)
2. De acuerdo con que el grillo NO SUFRIO en su muerte, pero casi puedo decir QUE SI LE DOLIO. El dolor es una herremienta tan util en los organismos, que deberia estar casi casi en los organismos mas simples. Soy legto en ello, pero hasta donde mi sentido comun dice, DEBEN SENTIR DOLOR.
3. Un cientifico NO TIENE POR QUE dejar de lado su sentimiento de compasion. Asi como no se debe antropomorfizar al animal, tambien es valido decir que a nuestra especia le vienen mas exigencias que los solo instintos. ¿que fue accidental esta muerte? eso lo sabe su aprte racional, pero la otra, la moral, le dice que matar, por maldad o aun por descuido, aun asi, es inaceptable. EL DEBIO TEENR MAS CUIDADO y el costo ENORME de su descuido fue una muerte. Para un humano una vida de insecto es poco, pero para ese insecto, lo es todo. Asi, el pesar es por VALORAR una vida de insecto en el marco de ese insecto... yo digo que la compasion y la culpa son muy humanas, y en ese sentido ES CORRECTO que se sintiera triste, por el insecto mismo, y no por lo que representa para un humano.
4. Se alude a diferentes niveles de desarrollo, complejidad. De un insecto (sin sentido del Yo, y chance ni sentido del dolor) vs lo que sabemos que tenemos como humanos... especulando: ¿como lo tomariamos si extraterrestres (caso de que existieran y nos contactaran, que no es probable pero tampoco es imposible) nos demostraran CON HECHOS que han logrado un estadio mental mas adelante que nosotros? ¿aceptariamos su "justificacion" para nuestro dolor, pero no sufrimiento, segun los parametros de ellos? ¿que nos importaria a nosotros los parametros de ellos? ¡nos interesan los de nosotros, que somos los que sufririamos sus usos y abusos! ya me imagino un bioetico marciano diciendoles: NO MARCIANICEMOS... (SIGUE)

Luis Martin Baltazar Ochoa dijo...

5. Voy, pues cerrando pinzas: concuerdo perfectamente con los biologos anti-bonsais. El punto NO ES si les duele o no a los arboles, no es si sufren o no; EL PUNTO ES que dice nuestra alta etica humana (ah si, existe, aunque lso cinicos se empeñen en pensar que lo humano es sinonimo de lo peor) respecto de NUESTRA POSICION Y RELACION de nosotros como humanos respecto de lso otros seres vivos, que dice nuestra alta etica de que debemos pensar y actuar. La palabra clave es RESPETO. Respeto. Ver, observar, hasta admirar; pero sin intervenir, sin modificar, dejar que la magneficiencia natural SEA Y NOS ASOMBRE. Ver, entender, y dejar que EL DEBER SER, lo que debiera ser para esos seres, SEA. Que un insecto, una ave, un mamifero, una planta, lo que sea, pueda serlo sin que unterfiramos y que lo admiremos. asi tal cual es y asi como DEEBE SER. Eso tambien es no antropomorfizar. Un bonsai no es lo comun, es una excepcion natural de acantilados y tremendas alturas, heladas y carencias de agua. Un bonsai ES HERMOSO, quien lo peude negar? es una maravilla. Pero, siendo una belleza, NO DEBERIA SER PROVOCADO POR MANO HUMANA. No es el deber ser del arbol, No es su destino. En lo personal, curiosamente la semana pasada se dio esta disyuntiva en nuestra familia, y la decison fue no emprender el camnio bonsai. Un pequeño huerto, mejor, mas acorde al deber ser, ahora por otro lado, de la actitud humana.
6. Me repugnan sobremanera los experimentos con animales. son moralmente aborrecibles. Buscar la sutil diferencia entre dolor y sufrimiento, para decidir si son moralmente aceptables o no, me parece de esos subterfugios legales (que tan bien sabemos en Mexico) que hacen de las injusticias, legalidades. ¿como lo llamamos aqui? manipulacion de las leyes. DEJEMOS YA LA HIPOCRESIA de decir que si les duele, pero no sufren, entonces se puede experimentar con ellos. No seamos hipocritas. Empecemos diciendo que no es un asunto de justicia, sino de poder. Lo hacemos por abuso de poder. Porque somos la especie dominante y abusiva. Y como necesitamos cada vez mas curas, vamos a tomar cuantas acciones sean necesarias para conseguir el fin, solo con el limite de lo humano, quedando lo no-humano expuesto a las perrerias que se necesiten. Es un enorme cinismo. Pero, dentro de lo despreciable que es un cinico, es menos malo que alguien igual de abusivo Y QUE ADEMAS SE MEINTE A SI MISMO. Eso creo: lso que defienden los experimentos en animales se aferran a mentirse a si mismos, con tal de no aceptar una dura verdad: nuestra salud, nuestro progreso, nuestra primacia como especie, es tal pasando por sobre las otras especies. Remato con lo dicho al principio de este punto: No es asunto de justicia, es asunto de poder y abuso de poder. Siquiera tengamos la decencia de no mentirnos, caramba.

Luis martin Baltazar Ochoa dijo...

6. Por utlimo, Sergio, tu ejemplo del toro de lidia es el mas claro ejemplo de lo que dije en el punto 5, lastima que no te extendiste mas en ello...
Es tan increible que los aficionados taurinos se empeñen en no verlo, que me confirma que cuando uno quiere "justificar" una conducta propia, si es fuerte este empeño, se puede mentir tremendamente a uno mismo.
Admito que en el toreo HAY VALOR, HAY BRAVURA, HAY ARTE y que esas cosas, como virtudes, son perseguibles. PERO, si para que se presnten, ES NECESARIO QUE MUERA CADA TORO QUE ENTRA AL RUEDO, porque para eso entrar y el tipo del capote se llama MATADOR DE TOROS... si para que se tengan tres horas de diversion (?), de catarsis mas bien, es necesario que un ser vivo muera... ¿por que no pasan de ser unos hipocritas (que ya lo son) a al menos ser unoss cinicos y aceptar que abusan del DOLOR PROVOCADO a un toro, para divertir a unos estupidos homo sapiens, que esos si, antropomorfizan al toro a mas no poder.
¿Como explicar que un toro, un ser pesadisimo como a simple vista se peude constatar, brinque un burladero? ¿como? yo digo que esta tan muerto de miedo, que percibe que esta en peligro enorme de morir, que prefier el riesgo de un salto descomunal (hasta para un caballo) romperse una pata, que la muerte segura de la espada. Esa es mi prueba. En su entorno natural, un toro NUNCA saltaria una barrera de toriles. En un ruedo, el enorme MIEDO lo impulsa a esa medida desesperada para salvarse.
Un animal echado al ruedo a la fuerza, castigado con banderillas que son puyas metalicas para provocarle dolor (tal cual), que es picado con una lanceta para desangrarlo y que no pueda matar al torero (para eso es) y que despeus de dejar casi la totalidad de su fuerza en embestidas reiteradas INTENTANDO MATAR A SU ATORMENTADOR, este, el homo sapiens, todavia guarde UNA ULTIMA EMBESTIDA para poder matarlo con la espada. Cobarde, ni siquiera es el quien clava la espada, es el toro el que se la clava al embestir.
Publico regresado en su evolucion social, a un estado medieval de gusto por la violencia y la muerte. Abuchea y reprueba un toro "manso" que hace lo que le dicta su instinto: huir, protegerse. Publico imbecil que vitorea lo que hace un toro al que se le desconecto su instinto de supervivencia: embestir hasta morir. Publico torpe que le da al toro algo inservible: aplaudir a su cadaver, arrastrado por la arena de la plaza, lento o rapido, segun haya sido mas visceral en embestir mas fiera y ciegamente o no. (diganme un ser humano que encuentre que arrastren el cadaver de otro, un enemigo, y consideren eso un elogio, en lugar de lo que es, un ultraje; si hay uno solo, me callo).
Los taurinos se mienten tremendamente a si mismos, pensando que su actividad es buena, hermosa, virtuosa y que vale la pena la muerte de un toro. Total, es un animal. Mas valemos los hombres, verdad? Aplaudo, Y APLAUDO MUCHO, el empaque moral de la Junta de Cataluña al prohibir las corridas de toros.
Y repruebo, repruebo con todo, LA FALTA DE COMPROMISO, EL MIEDO de lso gobiernos que aman mas su popularidad social, que su RESPONSABILIDAD SOCIAL. El DF y su progresismo acotado a populismo, pero tambien aqui en Jalisco, donde se tiene la segunda plaza en importancia de Mexico, y pa' acabar de todo Mexico. A LOS POLITICOS LES PEUDE MAS EL APLAUSOMETRO QUE LA CONCIENCIA. Y en eso que no se quieran desmarcar los de izquierda, son iguales que lso tricolores y los azules. IGUALES.
Mi resumen y mi conviccion: las corridas de toros son la muestra mas emblematica de que como especie usamos PERO SOBRE TODO ABUSAMOS de lso demas seres vivos. No importa matar, si con ello nos complacemos. Y en la medida que se sigan arguyendo (que no argumentando) "razones", NO CAMBIARAN LAS COSAS.

Al final, todo se reduce, y empezara a cambiar, CON LA VERDAD. La verdad. Ya no debemos mentirnos. Hay que buscar La Verdad, esa que nos hace libres.

Espacio-tiempo dijo...

Mhhhh...

Hoy en día sabemos que el "yo" no está bien definido ni en el caso del homo sapiens. En nuestra cabeza hay muchos procesos en competencia continua que definen lo que inocentemente queremos decir que es un "yo" o que tiene libre albedrío (al menos el libre albedrío que supone que dada una situación en particular, "yo" hubiera podido hacer otra cosa si lo hubiera querido).

Este problema de si hay un "yo" que sufra es pariente del que la ley tiene al querer usar el concepto de culpabilidad como si existiera un único "yo" en cada uno de los criminales que debiera ser castigado si se ve que tenía consciencia de sus actos o no, si algún hábil abogado hace plausible que no estaba "en sí". El concepto, al igual del "yo" que sufre, es obsoleto dado lo que sabe la neurociencia respecto al cerebro y la mente humana.

Sexto Empirico dijo...

Interesante la entrada, me das mucho que pensar.

Toda esta discusión me recuerda una entrada que publique hace unos meses:

http://sidudoexisto.blogspot.com/2011/08/el-que-trata-sobre-las-hermosas-vacas-y.html

Sexto Empirico dijo...

Por cierto ¿Es posible encontrar alguno de tus libros en Gandhi? (O en otra librería, pero dudo que haya sucursal en Mérida).

José María Hdz dijo...

@JorgeLaris
Perdon q sea metiche, pero sí encuentras los libros en la gandhi, y si no los tienen los piden a otra sucursal

Anónimo dijo...

Yo creo que, contrario al consejo que Lockwood recibió de su profesor, el científico NO debe limitar la proyección de sus sentimientos humanos en los modelos animales que estudia. La solución no es limitar su propia reacción emocional, sino dejar bien claro de antemano que esta va secundaria a un objetivo racional, que es resolver una pregunta. La bioética se enfoca, en todo caso, a determinar hasta que punto se justifica el dolor, e incluso, el sufrimiento, en aras de responder dicha pregunta.

Por ejemplo: la empatía. Si tal sentimiento humano hubiese sido ignorado por quienes investigan usando animales, jamás se habrían detectados rasgos del comportamiento que ahora reconocemos en roedores, primates, elefantes y otros animales con un córtex medianamente desarrollado. Los experimentos que han mostrado la habilidad que tienen ciertos animales de reconocerse frente al espejo, sugieren que la "conciencia del yo" puede estar no solo en la especie humana. Ésta conciencia, es crítica para el comportamiento solidario y la vida en comunidad. El hecho mismo de que estos rasgos del comportamiento les ofrezcan a ciertas especies una ventaja evolutiva, debería ser razón suficiente para buscar los llamados genes del comportamiento.

Pero me pregunto: si como científicos renunciamos completamente a la empatía hacia los seres vivos (no solo los del laboratorio) ¿acaso no estaríamos mutilando una parte importante de nuestra sensibilidad observadora?

Lewis Wolpert decía (no recuerdo las palabras exactas): "En ratones puedes hacer knock-outs de varios genes y no observar ningún fenotipo, y entonces concluyes que son redundantes. Yo pregunto: ¿has llevado a tus ratones a la ópera? ¿Todavía pueden distinguir a Wagner de Mozart?"

Sergio de Régules dijo...

Pues sí: el tema da para un buen rato de discusión. Aclaro que no era mi intención dar a entender que el científico tiene que suprimir sus sentimientos. De hecho, Lockwood no lo hizo. Más bien que no hay que concluir irremediablemente que porque una conducta parece humana lo es, aunque no sea imposible que en la especie no humana esta conducta tenga los mismos motivos y propósitos que en la humana. El mandamiento es "no antropomorfizarás", y no "tú te desantropomorfizarás".
Si no mencioné la prueba del espejo es por no complicar innecesariamente una entrada de blog, pero sí: según entiendo, es la prueba más aceptada de autoconciencia, que, por falta de un criterio mejor, se equipara con la posibilidad de sufrir.

!==! dijo...

Tú crees que los biólogos tenían la razón, respecto a que un arbol bonsái no se daría en la naturaleza(contranatura), pero estas equivocado ya que los arboles bonsái si se dan en la naturaleza, general mente en rocas o lugares con pocos nutrientes. Fue la naturaleza la que los creo y el humano solamente imito, si tú no deseas llamarles bonsái pues llamalos arboles enanos pero de que existen ¡sí existen!.
Aquí unas muestras:
http://www.flickr.com/photos/pedroysergio/4157857655/

http://floradeanaga.blogspot.com/2010/10/foto-curiosa-bonsai-de-sabina.html

Si quieres mas busca en google o ve "Karate kid 3" y pon mucha atención.

Sergio de Régules dijo...

Um...yo no dije que los bonsáis eran imposibles en la naturaleza. Dije que los biólogos opinaban que hacer bonsáis artificialmente era contra la naturaleza. Si esto es cierto o no es una cuestión que no afecta en nada la verdad de mi afirmación, que fue, repito, que los biólogos dijeron que los bonsáis eran contra la naturaleza.
Pero es interesante saber que la naturaleza a veces hace bonsáis. A mí, personalmente, me da igual si los hace la naturaleza o un señor: me parecen bonitos y no creo que los árboles sufran. Para mí es como si me dijeras que una máquina sufre cuando se descompone o cuando no la dejamos funcionar normalmente.

Luis Martin Baltazar Ochoa dijo...

Estimado Sergio, una coincidencia y una discordancia contigo: coincido en que son no solo bontos sino hermosos, discrepo en que no creo que debieran ser hechos por mano humana. Mi argumentacion ya la puse en el punto 5 de lo que escribi mas atras, asi que no lo reitero.
De cualquier manera, si digo lo que dije al principio de mi otro kilometrico comentario: ¡que tema mas polemico y pleno de diferentes aristas!
Y ojala no se espacien tanto tus articulos, hay ya algunos viernes que nos vamos en blanco, y hacen falta.

José María Hdz dijo...

yo no creo que podar y manipular el crecimiento de los arboles sea inmoral. para tal caso ningún árbol o arbusto debería ser podado, o sembrado en lugares de donde no sea originario. no se deberían de tomar los frutos de los arboles o hacer injertos de arboles con frutos sin semillas. si no se debe de alterar la naturaleza no deberían existir las medicinas ni los antibióticos.

el hombre manipula la naturaleza para su conveniencia, y cuando se trata de salvar vidas humanas es moralmente correcto, pero cuando es por crear algo bonito sin más motivo que ese, entonces se debe de respetar el 'deber ser'; no estoy de acuerdo. si los arboles no sufren, no va en contra de la ética el manipularlos. ¿por qué cuestionar lo que hace el hombre si la naturaleza también lo hace? ¿no es lo mismo que recriminarle a la naturaleza el dejar que existan árboles que crecen sin los nutrientes suficientes?

Luis Martin Baltazar Ochoa dijo...

Estimado Jose Maria, mucho gusto en leerte. Como bien sabemos, en esto y en cualquier cosa que se discuta (en el sentido productivo del termino discutir) hay que aprovechar las multiples diferencias de opiniones, para enriquecer y no solo para confrontar (que tambien se vale)...

Mira, considerando valido lo que dices, yo creo esto: si la naturaleza, en su AZAROSO devenir le propone hambre a un arbol y por ello resulta una miniatura, va, eso es asi y no es ni bueno ni malo.
PERO, si la mano humana aplica hambre como herramienta, ahi si no me parece. No lo veo como valido. No lo veo como uso, sino abuso. Digo, en la naturalez SE DA MUCHO el uso de la fuerza y en ello las especies dominantes enseñorean... PERO, y asi lo veo yo, somos mas que animales. No solo la fuerza o la logica de "lo hago porque puedo", debe regirnos. La naturaleza, la evolucion, el instinto y los animales SON FUERZAS CIEGAS, son flujos liquidos corriendo por cauces aleatorios, asi como les va tocando. Pero el ser humano no debe ser una fuerza ciega. No podemos ser como los instintos o la evolucion, azarosos o premiando al mas fuerte.
Por eso somos humanos: porque en nuestra cultura (algo exclusivamente humano) va tomando forma el DEBER SER. Y en la medida que RESPETEMOS la (por favor entiendase la siguiente palabra en su solo sentido laico) "vocacion" de cada ser vivo, asi, en su contexto de ese ser, en esa medida, nosotros a la vez, seremos MAS HUMANOS.

Por eso, en resumen, creo que no deberiamos cultivar bonsais. Admirar los naturales, SIN DUDA. Someter a un arbol a la privacion de comida y agua, para que se vea hermoso, de plano no... vaya, es como lso que le cortan a los diberman la cola, para que se vean "mas fieros"... puño de babas, que se corten la cola ellos, a ver si se ven mejor. Es la misma vaina.
Pero como siempre, Jose Maria, con respeto a tu opinion y tratando de mi parte, de sumar. saludos.

Anónimo dijo...

Si el tema se presta al debate, me pregunto que pensaran los puritanos cuando se mata por placer si éste asesinato no causa dolor en sus victimas.

Luis Martin Baltazar Ochoa dijo...

Matar por placer... es decir la caza deportiva. Ahi ha otra actividad que en mi punto de vista no es valido, que por el placer de uno, muera otro.
Matar para sobrevivir, eso es otra cosa. Es necesario, es inevitable. Y aun asi, aun en los rastros, las sociedades con mayor aspiracion buscan que mueran sin dolor.
La caza deportiva es un rasgo remanente de nuestra violencia biologica. Pero, en seres sociales y que aspiran a una cultura que respete derechos, pues en ese respeto está el derecho de lso animales... sentir la adrenalina de la caza, el esfuerzo, el reto, orale, va; pero ¿que les cuesta en lugar de poner balas en el rifle, poner UNA LENTE FOTOGRAFICA y colgar en su sala, en ligar de cabezas de animales, preciosas fotografias que consigan? seria la misma integra emocion, pero con un premio no sangriento.
Esa caza deportiva, igual que las corridas de toros y las peleas de perros, todas son sintoma del mismo irrespeto por la vida.
Asi lo veo yo.