viernes, 18 de diciembre de 2009

¿Elegidos de los dioses? Puede que no...

Algunas personas no se gustan. Otras se gustan tanto, que no se imaginan cómo podemos soportar los demás el horror de no ser ellos. “¡Qué suerte tengo!”, se dicen, llenos de agradecimiento hacia la providencia. “¿Qué sería de mí si yo no fuera yo?”

Desde luego, si alguien ha tenido una suerte que no tienen los otros 6000 millones de seres humanos, es fácil que se sienta no sólo favorecido por la fortuna, sino escogido entre toda la creación: la mera suerte no sería capaz de explicar el portento de que yo sea yo, por lo que debo ser el favorito de los dioses. ¡Tal vez incluso el universo esté hecho para mí!

En su libro The Hitchhiker’s Guide to the Galaxy, el humorista británico Douglas Adams describe un aparato imaginario que les vendría bien a estas personas tan egocéntricas. Se llama vórtice de perspectiva total y funciona así: el paciente (o la víctima) entra en una cámara donde se le revela el tamaño del universo, con lo cual se le revela también la aplastante insignificancia de su persona. Quien entra en el VPT sale transformado en una piltrafa humana. Esta entrada de Imagen en la ciencia es una especie de vórtice de perspectiva total. ¡Cuidado!

Sigamos de cerca a un individuo que se inscribe en un concurso de volados (o tiros a cara o cruz). Para obtener el premio hay que ganar 10 volados seguidos. Está claro que ganar 10 volados seguidos es un evento muy poco probable (1 en 1024). Nuestro héroe participa…¡y gana! ¿No tendría razón en sentirse muy especial? “Soy un tipo con suerte, no cabe duda”, se dice muy ufano el personaje. Abramos ahora la cámara para tomar un plano general del procedimiento del concurso. Éste empieza necesariamente con 1024 participantes. La primera eliminatoria deja fuera del juego a 512 esperanzados jugadores, y cada vuelta va eliminando a la mitad de los participantes hasta que, al cabo de 10 vueltas, queda un solo ganador. Observen que este procedimiento siempre genera un ganador, necesaria e infaliblemente.

Hemos encontrado un método para producir individuos que se sienten elegidos de los dioses: tómese 1024 participantes, hágaseles echar 10 volados y al final se obtendrá un tipo que acaba de ganar 10 volados seguidos. Sólo que, a la luz de estas consideraciones, su “hazaña” ya no nos parecerá tan impresionante.

Cuando un científico se topa con indicios de un acontecimiento individual altamente improbable, sospecha de inmediato que el mecanismo que lo produjo se parece al concurso de volados. Dicho de otro modo, el acontecimiento debe ser resultado de un montón de repeticiones de un experimento, repeticiones que seleccionan automáticamente a un solo ganador. El físico y divulgador científico español Jorge Wagensberg, ex director del Museo de la Ciencia de la Fundación “La Caixa”, en Barcelona, cuenta la historia de un fósil interesantísimo que compró por ahí y que forma parte de su museo. Se trata de un pez grande que tiene en la boca uno chico. ¡Qué asombrosa casualidad que el proceso de fosilización haya captado el preciso instante en que el pez grande se comía al chico! La cosa es difícil de creer. De hecho, es tan difícil de creer, que se justifica buscar otra explicación. Y Wagensberg la encuentra (y la narra en forma de historieta en su museo): un montón de pececitos nadan muy quitados de la pena. Al fondo se ve la silueta de un grupo de depredadores que se acercan. En la trifulca, los peces grandes se tragan a los chicos, pero algunos de los chicos son suficientemente grandes para atragantar a los grandes que tratan de comérselos. Éstos mueren (y los chicos también, he ahí la tragedia), caen al fondo del mar, se fosilizan --y al cabo de varios millones de años los encuentra un paleontólogo, que le vende el fósil al simpático director de un museo catalán.

El concurso de volados y el fósil del pez atragantado sugieren que las preguntas del tipo “¿por qué precisamente aquí-hoy-a mí-en mi barrio-en este planeta...?” pueden tener respuestas más bien prosaicas: alguien tenía que ganar el concurso de volados, algún pez tenía que atragantarse y luego quedar fosilizado, algún carril de la autopista tenía que ser el más lento, algún planeta de tantísimos que hay tenía que albergar vida… Los fenómenos individuales improbables no implican necesariamente suerte, condiciones extraordinarias ni selección divina. Puede ser que el fenómeno que nos asombra por su improbabilidad sea simplemente consecuencia de muchos experimentos iguales con resultados variados, de los cuales sólo notamos uno.

El fenómeno individual improbable más grande que se puede concebir es el universo. Algunos científicos han notado con asombro que este universo está ajustado finamente para permitir que surjan la vida y la inteligencia…

9 comentarios:

Luis Martin Baltazar Ochoa dijo...

Sergio, de manera muy sutil (el que tenga idos para oir, que oiga) tu comentario dice: no hay nada extraordinario, la repeticion masiva posibilita casi cualquier resultado. Y al quitar lo extraordinario a un evento, pareciera en golpe definitivo a la idea de un Creador... ¿que es lo que lleva a pensar en un Creador, si no es la maravilla creada, la armonia pasmosa, el orden, el equilibrio?

Y sin embargo, Sergio, no solo la admiracion y contemplacion hace creer a los que creemos. Hay mas.

Pero ya es dificil convencer a una mente escpetica y centrada en lo material (cientifico). Por definicion, ustedes no pueden validar la Fe, su materia es el conocimeinto. Pero, REPITO lo que una vez te dije:
NO ES LO MISMO QUE LA CIENCA AL NO PODER DEMOSTRAR LA EXISTENCIA DE DIOS, ESA SEA LA PRUEBA DE QUE NO EXISTE. Tu lo sabes bien, no es lo mismo.

En fin, jeje, es medio perverso de tu parte proponer este tema en estas fechas. Te encanta tirar buscapiés...

Feliz Navidad, Sergio (tal vez a mi tambein me gustan los buscapiés)

Un gran abrazo y mis mejores deseos para ti.

DEMERZEL dijo...

Mi estimado Luis Martín... cómo fue que el post de Sergio te motivo para acabar hablando de la "falta de pruebas de que Dios no existe..."? ;D

Por supuesto que la ciencia no puede probar que Dios existe, tampoco que NO exista... y lo más importante: No le interesa. Un tema como ese es ocioso desde el punto de vista científico, hay cosas realmente importantes sobre las cuales la ciencia se pregunta (y muchas veces responde), como para perder el tiempo con Dios... ;D

Más bien creo que tú creas tus propios "buscapies" Luis Martín.

Feliz 2010...!!!

Captain Future (I have the IQ of a bus ticket) dijo...

Pues interesa desde el momento en que las religiones (Dios) han constituido un lastre para el progreso científico y humanitario!!. El "creador divino" es cada vez más innecesario y dañino para nuestra sociedad.

¡Saludos desde Puebla!
¡Feliz año nuevo science fans!

José María Hdz dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
José María Hdz dijo...

Pues yo tambien era de esas personas que veían en las casualidades, motivos divinos. Pero desde hace rato me di cuenta que si ves friamente los acontecimientos, pues no tiene mucho de especial cuando te sucede algo por estar en el momento justo en el lugar indicado y con todas las circunstancias para que sucediera eso.
Lo que dice Sergio de Regules de que hay cientificos que se asombran de que el Universo está ajustado para que surja la vida, pues claro, si no estuviera ajustado para eso, pues no existiria. De hecho no deberia de sorprendernos que existiera la vida en un lugar donde puede existir, ¿no creen? Y dicen que si faltara el minimo detalle no estariamos aqui, bueno pues esa es la respuesta: existe hasta el minimo detalle, y por eso estamos aqui. Si no fuera asi, no habria quien se sorprendiera, o habria alguna especie diferente que sería la que se sorprenderia, sin pensar en absoluto en nuestra posible existencia.
Saludos a todos. ¡¡¡Feliz año 2010!!!

Gerardo Gálvez-Correa dijo...

No me canso de citar al necesario y ausente Carl Sagan: Afirmaciones extraordinarias requieren de sustento extraordinario.

¡Cómo hacer para que el creyente entienda que el peso de la prueba recae sobre él! Al menos, si está en plan de evangelizar.

Gerardo Gálvez-Correa dijo...

Mi querido Ser:

Bueno, pues: con un poco más de cortesía...

No es la primera entrada en tu diario electrónico en la que abordas el tema de lo altamente improbable. Recuerdo ahora el excelente texto del 13 de octubre (no lo recuerdo, pues: acabo de consultarlo de nuevo). Y pensé escribirte airadamente, para citar ejemplos de otros resultados altamente improbables que se producen, continuamente, sin cesar, todos todos todos los días (bueno, pues: hasta iba a iniciar mi propio diario electrónico, con las buenas ideas que tenía para echar por tierra el argumento. Pensaba hablar de la combinación genética, única, que cada uno de nosotros posee).


Obtener por accidente una sóla entre varios millones de cartas no es en absoluto una prueba de un complot del futuro; después de todo, alguna carta tiene que salir (todas tienen la misma probabilidad, 1/5'000,000). Tampoco probaría la existencia de un dios.

Lo más divertido del caso es que, el hecho incontrovertible de que todos los días se producen resultados altamente improbables NO es una prueba en contra de la existencia de un creador.

Seamos ahora descorteses:

Son los que postulan la existencia de un dios los que tienen que probarla, cosa que hasta ahora no ha ocurrido.

Siendo timoratos, o conservadores, o benévolos, podríamos creer que a cada quien le toca decidir si cree o no cree.

Pero hay una palabra en español para designar al que voluntariamente decide creer en ausencia de pruebas...

Sergio de Régules dijo...

¿"Crédulo"?

Ger: (((¿¿cómo estás???))) Bueno, dejémosnos de efusiones...ejém... El argumento de esta entrada lo han usado varias personas como antídoto contra el "principio antrópico", el cual, en una de sus muchas formas, sugiere que no puede ser casualidad que el universo esté tan precisamente calibrado para que exista la vida (y en particular la vida inteligente). No sirve para demostrar nada (ni que dios existe, ni que dios no existe); pero hace lo mismo que la selección natural: propone una explicación alternativa perfectamente viable que le quita mucha fuerza al argumento antrópico, o a la idea de que no puede haber reloj sin relojero, etc...

Jorge Laris Pardo dijo...

Sergio.
Estoy de acuerdo con eso. Siempre he opinado que si el universo esta equipado para la vida es porque si no lo estuviera entonces nadie estaría vivo y no se podría hacer ese cuestionamiento en primer lugar. En una de esas hay (o han habido), infinidad de universos, en ese caso en algún momento tendría que haber uno que pudiera sustentar vida. -Aunque esto último no pasan de ser meras especulaciones-.