martes, 31 de marzo de 2009

Innovadores

Si te metes a estudiar física pasarás cuatro años aprendiendo física histórica: las leyes de Newton, que tienen más de 300 años; las de la termodinámica, de unos 140 años de antigüedad, y las del electromagnetismo, con otro tanto. Si te metes a estudiar música, aprenderás técnicas y principios musicales que se desarrollaron entre el siglo XVII y el XIX.

Sin embargo, el trabajo del investigador en física consiste en producir conocimiento nuevo. En la actividad científica se valora la innovación como en pocas disciplinas. Un físico de hoy no se labra un prestigio publicando artículos sobre las leyes de Newton (aunque un historiador de la física sí). Al investigador no le pagan por decir lo que ya dijo alguien más. Es muy revelador lo que dijeron los creadores del Gran Colisionador de Hadrones (LHC) cuando se puso en marcha (brevemente) el aparato en septiembre del año pasado. El LHC se construyó principalmente para ver si existe una partícula llamada bosón de Higgs, elemento estructural importante para la teoría más fundamental de toda la física y que existe teóricamente hace más de 40 años. Pero los físicos esperan que, además del bosón de Higgs, el LHC les muestre cosas nuevas, una parte del universo que nadie haya visto. Los creadores del acelerador opinaron, incluso, que lo peor que les podría pasar es que, al ponerlo en funcionamiento, sólo apareciera el bosón de Higgs.

En la música (y el arte en general) el requisito de novedad es menos evidente. La mayor parte de la música que escuchamos --desde los boleros que revivió Luis Miguel hasta el Viva la vida del grupo británico Coldplay-- está construida con esos principios musicales ya añejos. En las salas de conciertos de las grandes orquestas hay poco espacio para la música del siglo XX, y menos para la del XXI; en cambio no cesan los "ciclos Beethoven" y las repeticiones de El mesías en Navidad o Pascua. (A mí Beethoven me encanta --¿a quién no?-- y El mesías es una de mis obras favoritas de la historia de la música, pero me gustaría que hubiera más equilibrio entre el presente y el pasado en los programas de las orquestas.) Con tanta música añeja, o construida con principios añejos, en las ondas de la radio, no resulta claro que los músicos valoren la innovación. 

La cosa se ve mejor cuando se examinan los anales de la historia de la música. Ahí se da uno cuenta de que, al final, se termina por dar un lugar de honor a los innovadores. La figura de Beethoven, precisamente, es más imponente que la de Joseph Haydn, por haber sido el alemán mucho más osado en sus experimentos musicales. En su tercera sinfonía Beethoven escribió un acorde disonante en que un corno solo discrepa del resto de la orquesta, acorde que causó escándalo en el estreno de la obra en 1804. "Ese corno llega demasiado pronto", dijo un crítico. Tenía razón: las disonancias tardaron varias décadas en establecerse como materia prima musical legítima (aunque el crítico quizá se refería a otra cosa). Igor Stravinsky supera en estatura a Serguei Rachmaninoff por la misma razón. Los conciertos para piano de Rachmaninoff son hermosos (menos el cuarto, que es insufrible), pero Stravinsky abrió nuevos territorios para el arte de combinar sonidos con cada una de las etapas en las que se puede dividir su extensa obra. En la música popular, los Beatles causan más admiración que los Beach Boys y el grupo irlandés U2 inspira más respeto que Timbiriche.



Herbert von Karajan dirigiendo la tercera sinfonía de Beethoven. El acorde de la discordia está en el minuto 5:40. 





El compositor contemporáneo (muerto en 1992) Olivier Messiaen dando ejemplos de su técnica para convertir cantos de aves  en música. La disonancia ya no asusta a nadie.

La ciencia avanza por ciclos de construcción de nuevas teorías y destrucción (o abandono) de las viejas. El arte también. El álbum The Joshua Tree es uno de los más importantes de U2. Cuando el grupo publicó su siguiente álbum y alguien le preguntó a Bono qué sonido tenía el nuevo disco, el cantante contestó: "el sonido de cuatro individuos talando el Joshua Tree". Si el LHC  llegara a mostrar que no existe el bosón de Higgs, los físicos tendrán talar su propio Joshua Tree conceptual y construir una nueva teoría de las partículas y las fuerzas fundamentales. Y lo harán con inmensa alegría. (Hace poco oí en un podcast de la radio francesa a un paleontólogo hablar sobre dinosaurios. El presentador del programa le preguntó si ya se sabía todo acerca de los dinosaurios, a lo que el científico contestó: "espero que no, porque si no los paleontólogos dejaríamos de tener trabajo".)

Para la ciencia y el arte sólo cuenta el momento. Las dos grandes actividades creativas de la humanidad miran al presente y al futuro. Quizá por eso muchos científicos y artistas conservan un espíritu juvenil incluso en la vejez. ¿Será la creatividad la única fuente de eterna juventud posible?

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente blog Sergio, no había pensado en la ciencia y la música desde esta perspectiva.
Saludos desde Celaya.

SiR FrEaK ThE MiGhTy dijo...

Me parece muy interesante la forma en la que puede hablar de Beethoven, U2, los físicos y el LHC. Alguna vez leí con Asimov uno de mis personajes favoritos Wendell Urth, que decía : "Todos nosotros, nosotros mismos y nuestras matrices, son modelos de interferencia, y por eso resulta natural pensar en cruzar esto con aquello. Es la naturaleza de la bestia, es decir, del Universo".

Tratando de ayudar a construir una posible respuesta a la pregunta que hace. Me parece que los científicos y los artístas conservan ése espiritu juvenil, dado que se encuentran constantemente aprendiendo y descubriendo nuevas relaciones en lo que observan, y eso de alguna manera alimenta la creencia de que se sabe poco, que aún se está en proceso de aprendizaje. Además me parece que es necesario que los científicos tengan ésa actitud juvenil. Ésto lo digo porque como científico se tiene que estar abierto a todas los posibilidades (estar libre de prejuicios), seguir todas las direcciones a las que puede llevar una investigación.

Me parece sin duda que la creatividad es uno de los factores para una envidiable vida longeva.

Au Revoir!

Unknown dijo...

Lo bello de los artistas y científicos que no se tienen como mejores que los demás, es que mantienen en sí mismos lo lúdico de los niños, nunca lo cerraron en sus vidas. Chesterton decía que el diablo había caído a causa de la gravedad, pero no se refería a la atracción gravitacional, sino a lo que a veces llamamos como "una persona muy grave" o que "se ceer más que los demás". Los científicos y artístas juveniles, no pecan de "gravedad", son como niños jugando con el universo. En esto los comparo con un texto de la Biblia Judía, en donde la Sabiduría eterna se describe a sí misma jugando delante de la divinidad. Los científicos más felices son los que juegan con el universo y se divierten descubriendo e inventando y, a veces, destruyendo lo envejecido para dejar lugar a nuevas creaciones.

Unknown dijo...

Creo que lo juvenil de los científicos y artístas se da cuando ellos son como niños que juegan con el universo. Chesterton decía que el "Diablo había caído a causa de la gravedad", pero no se refería a la atracción de los cuerpos, sino a el estúpido sentimiento de sentirse mejor que los demás. Los científicos y artistas que juegan con el universo se divierten descubriendo y creando y a veces destruyendo lo que deja de funcionar. Ciertamente, como los niños, hay científicos y artístas que se menten tanto dentro del juego que viven el "Pathos", la pasión de lo que hacen, y sufren con ello, pero todo es parte del juego eterno de crear, como también lo es el placer y el gozo del triunfo. Me gusta mucho una imagen de la Biblia, la Sabiduría Eterna jugando delante de Dios, jugando con el Kosmos, con toda la creacíón, con todos los universos que ni siquiera podemos imaginar que existen ni cómo existen, listos para ser descubiertos por los artistas y los científicos en lo lúdico de sus labores. Un ejemplo de artista lúdico como niño es Picasso, y un científico semejante es Einstein. Y tú, Sergio, siempre que te escucho en la radio, me pareces un niño jugando con el universo, divertido con la novedad de todo. Lo siento por los científicos aburridos y graves...

Sergio de Régules dijo...

Gracias, Anónimo, Freak y Tochtli. Johannes Kepler, uno de mis personajes preferidos, decía acerca de la solemnidad: “Otros, al tratar de filosofía, fingen dignidad con lo grave de sus aseveraciones, por más que sin pretenderlo se muestren a menudo ridículos. Yo creo estar hecho de tal manera por la propia naturaleza que tiendo a atemperar la aridez y la dificultad de la doctrina con un talante amable que se refleja en el estilo”. Me adhiero plenamente.

SiR FrEaK ThE MiGhTy dijo...

Hey, esta genial la cita!

Y estoy totalmente de acuerdo. De las clases que he llevado en la Universidad, en las que más he aprendido algo rescatable, es en aquellas en las que el maestro maneja un estilo un tanto desenfadado y dinámico.

Gracias por compartirla.

Au Revoir!

Anónimo dijo...

Sergio: si bien la ENORME AVENTURA humana de conocer y explicarse el Cosmos, empapa al cientifico, aun así no deberiamos llenarnos de elogios par ala ciencia, si bien altamente elogiable.

Para mantener el equilibrio, diria yo que EL SANO ESCEPTICISMO de un cientifico a veces se torna en escepticismoa secas, a veces, en incapacidad de creer SIN PRUEBAS.

Hay ocasiones, en que una persona cree en otra, asi, sin pruebas, sin mas razon que la voluntad de confiar. Esto tambien es un valor, si bien no cientifico, pero si necesario.

Quise decirlo porque, creo, a veces somos extremosos, y cuando criticamos, criticamos al extremo y cuando elogiamos, tambien es en abundancia.

¿Es inadecuado comenzar la ciencia por la fisica de Newton, o la musica por la de hace cientos de años? yo difiero. ¿No se hace el conocimeinto cientifico actual, cuando se paran unos cientificos en los hombros de los anteriores y construyen asi la "torre" del conocimiento? claro, lo actual tiene LA VENTAJA de las nuevas observaciones, eventos, aparatos de lso que no disponian los anteriores cientificos.

No, yo creo que si un cientifico NO DESEA revisar pacientemente lo dicho y hecho por los anteriores cientificos, EQUIVOCADOS O NO, tal vez carezca de la paciencia y perseverancia necesarias para finalmente desentrañar, poco a poco, A RASGUÑOS, los enigmas del universo.

Darwin sabia desde que se bajo del Beagle lo necesario para publicar su Teoria, PERO ESPERO 20 AÑOS para hacerlo, verificando, sistematizando datos, confirmando observaciones. Paciencia y tenacidad. Para cuando publico su teoria, habia vencido casi completamente objeciones que aun ni siquier se habian formulado... ¿se podria tener esta paciencia y teson, si un cientifico ni siquiera se quisiera molestar en saber de las "viejas" ideas ya superadas?

Asi lo veo, Sergio. Una felicitacion por tu constante esfuerzo divulgador, cada vez somos mas los viisitantes a tu blog.

Luis Martin Baltazar Ochoa