En 1905 un joven físico free lance casi desempleado les dio una sorpresa a sus colegas con un artículo que publicó en la revista alemana Annalen der Physik. Sus reflexiones, que llevó a cabo en la soledad y el aislamiento, lejos del mundo académico, resolvían un viejo problema de la física.
Ciento dos años después, la historia se repite: en noviembre del año pasado un joven físico free lance casi desempleado les dio una sorpresa a sus colegas con un artículo que publicó en la base de datos arXiv.org, depósito electrónico de artículos de investigación en física y matemáticas que les está ganando terreno a las revistas especializadas de hoy. Sus reflexiones, que llevó a cabo lejos del mundo académico, podrían resolver un viejo problema de la física.
El joven de la primera historia era Albert Einstein. Einstein trabajaba en la oficina de patentes de la ciudad de Berna, Suiza, y sus reflexiones transformaron nuestro concepto del tiempo y el espacio. Hoy casi no se puede hacer física interesante sin tomar en cuenta su teoría especial de la relatividad.
El joven de la segunda historia es Garrett Lisi, se dedica principalmente al surf en Hawai y al snowboarding en Nevada y su artículo promete una teoría de todo “excepcionalmente simple”. Empero, a diferencia de Einstein, Lisi aún no cuenta con el aval de la comunidad científica.
Los físicos están convencidos de que todo lo que ocurre en el Universo es consecuencia de cuatro fuerzas fundamentales nada más, cuatro maneras de afectarse unos cuerpos a otros. Las cuatro fuerzas se llaman gravedad, electromagnetismo, fuerza nuclear débil y fuerza nuclear fuerte y no podemos hacer nada sin que intervengan. Nadie sabe por qué son cuatro. Sería más simple y elegante si sólo hubiera una fuerza fundamental. Así pues, los físicos llevan varias décadas buscando una descripción matemática unificada en la que las cuatro fuerzas aparezcan como distintos aspectos de un solo fenómeno, las cuatro caras de una misma moneda muy rara o las cuatro personalidades de una naturaleza esquizofrénica. Hace más de 30 años que tenemos una teoría unificada de las fuerzas nucleares débil y fuerte con la electromagnética. La cuarta, la gravedad, no ha querido integrarse al club. Los físicos llaman “teoría de todo” a la anhelada teoría que unificaría las cuatro fuerzas de la naturaleza y nos permitiría verlas como una sola fuerza con cuatro personalidades.
En 30 años han surgido muchas posibilidades. Las ideas que compiten por el título de teoría de todo tienen nombres como supersimetría, supercuerdas, teoría M y gravedad cuántica de lazos y todas son de una complejidad matemática horrorosa. Ninguna ha convencido a la comunidad de expertos pertinente. Por eso los físicos pararon las orejas cuando Garrett Lisi publicó en arXiv.org su teoría de todo “excepcionalmente simple” (la simplicidad es relativa). Luego del revuelo que causó la cautivadora historia del playero gandul que irrumpió en la torre de marfil y les dio una lección a los encumbrados académicos, éstos empezaron a analizar con cuidado la propuesta de Lisi. Unos le encontraron mérito, otros la descalificaron casi a las primeras de cambio.
Nadie ha dicho que los físicos estén exentos de prejuicios. De hecho, los científicos tienen tantos prejuicios como cualquier hijo de vecino, aunque quizá no los mismos. Uno de los prejuicios más arraigados en el mundo académico es el que dicta que las personas no merecen que les hagamos caso si no tienen un doctorado y una plaza en una universidad o un centro de investigación. Garrett Lisi tiene un doctorado de la Universidad de California en San Diego, pero no está afiliado a ninguna institución de investigación. Estas cosas cuentan, aunque los científicos digan que no, y se conocen casos históricos en que se ha menospreciado el trabajo de un investigador más por no ser miembro del club que por habérseles encontrado defectos a sus ideas. Con todo, ahora que han pasado casi 10 meses desde que Garrett Lisi hizo olas entre los físicos se puede decir que el consenso es que la teoría no cumple todo lo que promete.
Lisi está de acuerdo. El físico aventurero no defiende sus ideas como un fanático. Conoce y acepta las reglas de la ciencia, lo que se le nota cuando en su página web y en unos foros de discusión reconoce que puede estar errado y se somete, como buen científico, al dictamen de sus pares. Aunque su teoría de todo no haya conquistado los cerebros apropiados, su estilo le ha ido granjeando el respeto de la comunidad. Lisi se ha reunido con los físicos “todólogos”. El año pasado incluso estuvo en México, en una reunión del grupo de gravedad cuántica de lazos que se celebró en el Instituto de Matemáticas de la UNAM, unidad Morelia. Luego fue a Ontario y a Islandia, donde participó en sendos congresos. Para ser aceptado en la comunidad científica, ganar es menos importante que jugar sin hacer trampa.
Garrett Lisi desarrolló su trabajo lejos de la torre de marfil y sin apoyo de ninguna institución académica, como Einstein. Pero a diferencia del físico alemán, Lisi no estaba aislado. Con una computadora y una conexión a internet el físico de hoy tiene acceso a los artículos de investigación que otrora sólo estaban al alcance de quien tenía a la mano una buena biblioteca especializada. Así, se puede hacer buena física teórica casi desde cualquier lugar del mundo. Lisi propone crear institutos de investigación en lugares donde los científicos puedan solazarse con actividades deportivas y de recreo como las que él practica. Los llama Hostales Científicos, y en ellos se favorecería el equilibrio entre el ejercicio intelectual y el físico. Yo me apunto. ¿Dónde firmo?
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3 comentarios:
Jajaja, yo no soy cientifico,pero si me puedo colar a eso de turismo de montaña o de playa, aunque solo saque ideas de descubir el hilo negro, tambien me apunto
Luis Martin Baltazar Ochoa
Que tal Sergio!!, bueno despues de casi medio año(eso creo + ó -) de leerte, me aventuro a escribirte y sumarme a las felicitaciones por el blog.
mm tengo una duda... el amor ¿es una reacción quimica?
Saludos!!
joyce*
Hola Joyce. El amor es MUCHAS reacciones químicas, pero eso no es lo que importa. Lo que importa es la experiencia subjetiva que emerge de todas esas reacciones químicas, ¿no crees? Gracias por aventurarte.
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