martes, 12 de enero de 2010

Engañar a los expertos


En julio de 1984 se encontraron unas cabezas esculpidas en el foso de la ciudad de Livorno, Italia, donde vivió el pintor y escultor Amedeo Modigliani. Se decía que el artista, en un rapto de desesperación, había arrojado al canal varias esculturas que no le gustaron. Vinieron los expertos y no dudaron en autentificar las esculturas: las piedras tenían la "luz interior" que catacterizaba al maestro.

A las pocas semanas cuatro jóvenes livorneses fueron a la televisión y mostraron un video donde se les veía fabricando las cabezas esculpidas con un taladro Black & Decker. Los expertos en historia del arte quedaron como unos tontos y algunos perdieron su empleo y su prestigio.

Los críticos que mordieron el anzuelo hubieran podido sacar provecho de las investigaciones que llevan a cabo en el Dartmouth College, en Nueva Hampshire, el matemático Daniel Rockmore y sus colaboradores, que analizan con computadoras imágenes digitalizadas de obras artísticas usando una técnica matemática desarrollada por ellos. Una de sus líneas de investigación es la detección de falsificaciones en arte. La técnica consiste en buscar patrones en los trazos, igual que los grafólogos buscan patrones en el trazo de la letra manuscrita.

A una computadora equipada con el programa le dieron a analizar dibujos auténticos de Pieter Brueghel el Viejo, pintor flamenco del siglo XVI. Con esos dibujos, la computadora construyó un modelo estadístico del estilo del artista. Luego los investigadores usaron el modelo para analizar otros dibujos atribuidos a Brueghel, pero que hoy se consideran falsos. La computadora –o más bien el programa de Rockmore y sus colaboradores—los reconoció como falsos.

Para hacer esto, la computadora divide el dibujo o la pintura en parcelas y extrae información estadística que luego se somete a varios procesos matemáticos. Al final queda una especie de gráfica de tres dimensiones. Cada pintura ocupa un punto en esa gráfica. Las obras de estilos parecidos tienden a agruparse, a formar enjambres en ese espacio. Los enjambres se interpretan como obras de un mismo artista, y los puntos que quedan alejados del enjambre se interpretan como obra de otra mano.

En su análisis los investigadores muestran que los Brueghel originales se agruparon en un enjambre apretado, mientras las falsificaciones quedaron más distanciadas unas de otras y del enjambre.

El equipo también aplicó la técnica a lo que se conoce como el “problema de manos múltiples”: en las pinturas de muchos artistas del Renacimiento el maestro pintaba una parte y sus aprendices otras. Los expertos en arte se guían por la observación minuciosa y la intuición para distinguir qué parte de la pintura puede atribuirse al maestro y cuál a “su taller”. Rockmore aplicó su técnica a la “Virgen con el niño” del pintor italiano renacentista Pietro Perugino. En esa pintura aparecen seis personajes. Los investigadores analizaron las caras y descubrieron que tres de ellas producen puntos agrupados al analizarlas, mientras las otras arrojan puntos más distanciados. De ahí concluyen que es posible que las primeras tres sean obra de una misma persona (quizá el maestro) y las otras de tres manos distintas. El análisis matemático de la obra coincide con la opinión de los expertos, igual que con los Brueghel.

Estos análisis son ensayos apenas, pero la técnica podría usarse, junto con evaluaciones de expertos humanos, para identificar falsificaciones como la de Modigliani…y quizá así salvarles la vida a algunos críticos de arte.

También se usan técnicas similares para identificar autores de textos y compositores, y existe por lo menos un programa que, además de reconocer estilos musicales, los puede reproducir. Se llama EMI (Experiments in Musical Intelligence) y es obra del compositor David Cope. EMI ayuda a Cope con sus composiciones (después de haber analizado su estilo en muchas obras), pero también ha compuesto más de mil sinfonías al estilo de Mozart, una de las cuales se estrenó en 1997 en California con el título de Sinfonía número 42.

Esto sugiere que el estilo de un artista no es ese soplo de inspiración divina con que se asocia la genialidad artística desde tiempos del Romanticismo. El estilo, al parecer, se puede analizar. En otras palabras, puede reducirse a un algoritmo, o a una serie de instrucciones (ver en estas páginas "Beethoven artificial").
Pero no es lo mismo estilo que cualidades artísticas. Éstas no se pueden analizar porque lo "artístico" de una obra de pintura, de literatura o de música no reside en ninguna cualidad palpable ni medible: es más bien producto del consenso en la comunidad de artistas y de críticos de arte (posiblemente también del público, que decide si la obra le gusta o no). Un artista reconocido no es necesariamente un artista que produce obras "bellas", sino más bien uno que consigue convencer a la comunidad pertinente. Los pintores, para darse a conocer, tienen que exponer sus obras. El valor de éstas se aquilata examinando la lista de exposiciones en las que se ha presentado, así como las reacciones de los críticos. Si la obra se ha presentado en muchos lugares y ha generado opiniones favorables, se puede vender cara; si en cambio es un cuadro que nadie ha visto, por hermoso que le parezca al autor (y a sus abuelita), no vale nada. Dicho de otro modo, lo artístico --o el valor de las obras artísticas-- es un constructo social (como el dinero, que no vale si no hay una comunidad grande que haya convenido en aceptarlo como moneda de curso legal).
No lo digo yo, lo dicen expertos en arte como el crítico estadounidense Arthur Danto. En su libro La transfiguración del lugar común Danto analiza la creencia de que se puede distinguir los objetos que son arte de los que no lo son. Dice Danto: "la diferencia última entre arte y realidad es menos una diferencia entre tipos de objetos que una diferencia de actitudes, y por lo tanto lo que importa no es con qué nos relacionemos sino cómo nos relacionamos".
En 1917 el artista francés Marcel Duchamp presentó un orinal en una exposición usando el seudónimo R. Mutt. Hubo quien se ofendió y rechazó la "obra", titulada Fuente, diciendo que eso no era arte. Pero un crítico de la época dio en el clavo cuando escribió: "El hecho de que el señor Mutt realizara o no laa Fuente con sus propias manos carece de importancia. La eligió. Cogió un artículo de la vida cotidiana y lo presentó de tal modo que su significado utilitario desapareció bajo un título y un punto de vista nuevos. Creó un pensamiento nuevo para ese objeto". Es decir, obligó al público a adoptar frente a su orinal una actitud distinta a la que convendría si el objeto estuviera, por ejemplo, colgado en el muro de un baño. Con su broma, Duchamp puso en evidencia el problema de definir "lo artístico" sin más referencia que al objeto presentado.
Cuando los jóvenes bromistas livorneses revelaron que ellos habían fabricado las cabezas esculpidas del foso, por lo menos dos de los críticos que las autentificaron negaron la realidad diciendo que de todas maneras pensaban que las piedras eran obra de Modigliani... o quizá no negaron la realidad, simplemente adoptaron las ideas de Marcel Duchamp y con su negativa les dieron a esas esculturas un nuevo significado que las convertía, para todo fin práctico, en obras de arte.
En 2008 Michele Gherarducci, uno de los bromistas originales, decidió hacer de nuevo la cabeza, la cual se ofreció en subasta en e-bay a beneficio de un instituto de investigación sobre el cáncer. No he averiguado cuánto se ofreció por el falso Modi 2.0, como llamó Gherarducci a su obra, pero la historia parece confirmar lo que dice Arthur Danto acerca del arte, ¿no?

9 comentarios:

Luis Martin Baltazar Ochoa dijo...

Objetividad vs subjetividad... Sergio: al final de tur articulo, hablas de arte y como un programa de analisis por computadora (objetiva por definicion) puede autenticarlo; a tus notas yo le añadiria esta conclusion mía: LO HUMANO ES LO SUBJETIVO, Y EL ARTE ES MUY SUBJETIVO (Y MUY HUMANO).

A ti que te gusta mucho el piano, sé que aunque te guste la idea de la tecnologia aplicada a la musica, lo que mas te gusta, es la musica hecha por manos humanas.

Lo que no le queita lo maravilloso a los logros que se van acumulando en ciencia y tecnologia.

Jesús Magonz dijo...

Pues los programas o SW de analisis no se hacen solitos, requieren de premisas y criterios base para que puedan determinar un patrón y reproducirlo (en el caso del SW que escribe sinfonías)o se le indica cómo evaluar resultados (en el caso del identificador de pinturas), no le quito el mérito pero el resultado de esos programas están altamente ligados a CÓMO fueron diseñados, sobre todo en la parte de Inteligencia Artificial; es decir en la forma en la que el programa genera conocimiento derivado de sus premisas.

También creo que la actitud en el arte es fundamental, y por qué no, también en la ciencia y la tecnología!

Pereque dijo...

Me recuerda un poco un experimento en el cual se entrenó a un pichón para que distinguiera dibujos infantiles "buenos" y "malos".

Saludos.

Martín Bonfil Olivera dijo...

Interesantísimo, pero... estaría padre que pusieras la referencia, querido Serch, para poder buscar las gráficas!

Jesús Magonz dijo...

Para quien desee leer más al respecto
http://www.cs.dartmouth.edu/~rockmore/pnas-rev.pdf

Anónimo dijo...

Sergio:

Leí tu nota de "Beethoven artificial" pero ya no pude escuchar la variación del primer mov. del claro de luna... :(

Eduardo

José María Hdz dijo...

El arte es como la moda. Importa más el gusto de unos cuantos que el gusto de la mayoria. Mucha gente sigue ciegamente lo que opinen los famosos. Basta con ver fotos de los noventas u ochentas, ¿quién no se pregunta cómo era posible que nos pusieramos esa ropa?
Eso me cae mal de los críticos de arte.

Mary García Portugal dijo...

El arte es subjetivo, no me considero una conocedora, recuerdo que un dia en un museo de aqui de la cd de Mex, vi una exposición y me impresionó mucho una obra, era una especie de alfombra colgada de una forma rara de la pared, era la mayor obra de la exposición y por mas que intente encontarle un sentido no lo logre, y creo que a muchos nos ha pasado... Sin embargo la tecnología como comentas Sergio será sin duda una gran herramienta para determinar si las piezas son falsas o no, siempre y cuando estas aplicaciones se programen con los algoritmos y los parametros necesarios para realizar los analisis correctos....

Saludos Sergio.

DEMERZEL dijo...

Excelente la idea de que se puedan analizar los patrones que caracterizan el estilo de determinado artista, utilizando para ello un algoritmo. Eso me parece lo más interesante, la forma como las matemáticas siguen siendo capaces de penetrar en los misterios del mundo natural, incluso en los misterios de algo tan complejo como el cerebro humano. La idea de que se formen enjambres estadísticos que se agrupan en caso de pertenecer a un mismo estilo es fascinante.

Por cierto Sergio, te paso la dirección de mi blog para que veas que ya lo estoy construyendo:

http://danzafractal.blogspot.com

Saludos!