En julio de 1984 se encontraron unas cabezas esculpidas en el foso de la ciudad de Livorno, Italia, donde vivió el pintor y escultor Amedeo Modigliani. Se decía que el artista, en un rapto de desesperación, había arrojado al canal varias esculturas que no le gustaron. Vinieron los expertos y no dudaron en autentificar las esculturas: las piedras tenían la "luz interior" que catacterizaba al maestro.
A las pocas semanas cuatro jóvenes livorneses fueron a la televisión y mostraron un video donde se les veía fabricando las cabezas esculpidas con un taladro Black & Decker. Los expertos en historia del arte quedaron como unos tontos y algunos perdieron su empleo y su prestigio.
Los críticos que mordieron el anzuelo hubieran podido sacar provecho de las investigaciones que llevan a cabo en el Dartmouth College, en Nueva Hampshire, el matemático Daniel Rockmore y sus colaboradores, que analizan con computadoras imágenes digitalizadas de obras artísticas usando una técnica matemática desarrollada por ellos. Una de sus líneas de investigación es la detección de falsificaciones en arte. La técnica consiste en buscar patrones en los trazos, igual que los grafólogos buscan patrones en el trazo de la letra manuscrita.
A una computadora equipada con el programa le dieron a analizar dibujos auténticos de Pieter Brueghel el Viejo, pintor flamenco del siglo XVI. Con esos dibujos, la computadora construyó un modelo estadístico del estilo del artista. Luego los investigadores usaron el modelo para analizar otros dibujos atribuidos a Brueghel, pero que hoy se consideran falsos. La computadora –o más bien el programa de Rockmore y sus colaboradores—los reconoció como falsos.
Para hacer esto, la computadora divide el dibujo o la pintura en parcelas y extrae información estadística que luego se somete a varios procesos matemáticos. Al final queda una especie de gráfica de tres dimensiones. Cada pintura ocupa un punto en esa gráfica. Las obras de estilos parecidos tienden a agruparse, a formar enjambres en ese espacio. Los enjambres se interpretan como obras de un mismo artista, y los puntos que quedan alejados del enjambre se interpretan como obra de otra mano.
En su análisis los investigadores muestran que los Brueghel originales se agruparon en un enjambre apretado, mientras las falsificaciones quedaron más distanciadas unas de otras y del enjambre.
El equipo también aplicó la técnica a lo que se conoce como el “problema de manos múltiples”: en las pinturas de muchos artistas del Renacimiento el maestro pintaba una parte y sus aprendices otras. Los expertos en arte se guían por la observación minuciosa y la intuición para distinguir qué parte de la pintura puede atribuirse al maestro y cuál a “su taller”. Rockmore aplicó su técnica a la “Virgen con el niño” del pintor italiano renacentista Pietro Perugino. En esa pintura aparecen seis personajes. Los investigadores analizaron las caras y descubrieron que tres de ellas producen puntos agrupados al analizarlas, mientras las otras arrojan puntos más distanciados. De ahí concluyen que es posible que las primeras tres sean obra de una misma persona (quizá el maestro) y las otras de tres manos distintas. El análisis matemático de la obra coincide con la opinión de los expertos, igual que con los Brueghel.
Estos análisis son ensayos apenas, pero la técnica podría usarse, junto con evaluaciones de expertos humanos, para identificar falsificaciones como la de Modigliani…y quizá así salvarles la vida a algunos críticos de arte.
También se usan técnicas similares para identificar autores de textos y compositores, y existe por lo menos un programa que, además de reconocer estilos musicales, los puede reproducir. Se llama EMI (Experiments in Musical Intelligence) y es obra del compositor David Cope. EMI ayuda a Cope con sus composiciones (después de haber analizado su estilo en muchas obras), pero también ha compuesto más de mil sinfonías al estilo de Mozart, una de las cuales se estrenó en 1997 en California con el título de Sinfonía número 42.
Esto sugiere que el estilo de un artista no es ese soplo de inspiración divina con que se asocia la genialidad artística desde tiempos del Romanticismo. El estilo, al parecer, se puede analizar. En otras palabras, puede reducirse a un algoritmo, o a una serie de instrucciones (ver en estas páginas "Beethoven artificial").
9 comentarios:
Objetividad vs subjetividad... Sergio: al final de tur articulo, hablas de arte y como un programa de analisis por computadora (objetiva por definicion) puede autenticarlo; a tus notas yo le añadiria esta conclusion mía: LO HUMANO ES LO SUBJETIVO, Y EL ARTE ES MUY SUBJETIVO (Y MUY HUMANO).
A ti que te gusta mucho el piano, sé que aunque te guste la idea de la tecnologia aplicada a la musica, lo que mas te gusta, es la musica hecha por manos humanas.
Lo que no le queita lo maravilloso a los logros que se van acumulando en ciencia y tecnologia.
Pues los programas o SW de analisis no se hacen solitos, requieren de premisas y criterios base para que puedan determinar un patrón y reproducirlo (en el caso del SW que escribe sinfonías)o se le indica cómo evaluar resultados (en el caso del identificador de pinturas), no le quito el mérito pero el resultado de esos programas están altamente ligados a CÓMO fueron diseñados, sobre todo en la parte de Inteligencia Artificial; es decir en la forma en la que el programa genera conocimiento derivado de sus premisas.
También creo que la actitud en el arte es fundamental, y por qué no, también en la ciencia y la tecnología!
Me recuerda un poco un experimento en el cual se entrenó a un pichón para que distinguiera dibujos infantiles "buenos" y "malos".
Saludos.
Interesantísimo, pero... estaría padre que pusieras la referencia, querido Serch, para poder buscar las gráficas!
Para quien desee leer más al respecto
http://www.cs.dartmouth.edu/~rockmore/pnas-rev.pdf
Sergio:
Leí tu nota de "Beethoven artificial" pero ya no pude escuchar la variación del primer mov. del claro de luna... :(
Eduardo
El arte es como la moda. Importa más el gusto de unos cuantos que el gusto de la mayoria. Mucha gente sigue ciegamente lo que opinen los famosos. Basta con ver fotos de los noventas u ochentas, ¿quién no se pregunta cómo era posible que nos pusieramos esa ropa?
Eso me cae mal de los críticos de arte.
El arte es subjetivo, no me considero una conocedora, recuerdo que un dia en un museo de aqui de la cd de Mex, vi una exposición y me impresionó mucho una obra, era una especie de alfombra colgada de una forma rara de la pared, era la mayor obra de la exposición y por mas que intente encontarle un sentido no lo logre, y creo que a muchos nos ha pasado... Sin embargo la tecnología como comentas Sergio será sin duda una gran herramienta para determinar si las piezas son falsas o no, siempre y cuando estas aplicaciones se programen con los algoritmos y los parametros necesarios para realizar los analisis correctos....
Saludos Sergio.
Excelente la idea de que se puedan analizar los patrones que caracterizan el estilo de determinado artista, utilizando para ello un algoritmo. Eso me parece lo más interesante, la forma como las matemáticas siguen siendo capaces de penetrar en los misterios del mundo natural, incluso en los misterios de algo tan complejo como el cerebro humano. La idea de que se formen enjambres estadísticos que se agrupan en caso de pertenecer a un mismo estilo es fascinante.
Por cierto Sergio, te paso la dirección de mi blog para que veas que ya lo estoy construyendo:
http://danzafractal.blogspot.com
Saludos!
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