El filósofo Daniel Dennett ha definido la ciencia como el arte de equivocarse en público, y en efecto, es muy común errar en la vida de cualquier investigador científico. Al mismo tiempo, la ciencia es quizá la única profesión en que equivocarse no es motivo de vergüenza (engañar, en cambio, sí: ¡qué diferencia con la política!). Después de todo, el objetivo de la ciencia no es engrandecer a nadie, sino tratar de entender cómo funciona la naturaleza. Así pues, hay que honrar a quienes "levantan las esquinas del gran velo", como decía Einstein, pero también hay que cuidar de no divinizarlos: por más aciertos que haya tenido un científico en el pasado, nunca se puede suponer que todo lo que publique será acertado. En ciencias no hay iluminados infalibles.
En 1915 Einstein terminó de construir su teoría general de la relatividad, que es una teoría de la gravitación alternativa a la de Isaac Newton y más amplia. Una de las consecuencias de su nueva teoría era que el universo debía estarse expandiendo o contrayendo. Enojosa situación. Einstein, como todo el mundo en la época, estaba convencido de que el universo era globalmente estático. Las estrellas se desplazan, como ya se sabía, pero se mueven al azar, como motas de polvo, y no concertadamente como parvadas de aves. Tantas estrellas van como estrellas vienen y el conjunto era estático en promedio. Muy ofuscado, Einstein se sintió obligado a modificar su teoría. Para que el universo se estuviera quieto Einstein añadió a las ecuaciones un término al que llamó "constante cosmológica". La constante cosmológica equivalía a una especie de fuerza de repulsión gravitacional para la cual no había ni pizca de evidencia, salvo lo estático del universo.
Einstein en 1921
Hoy, claro, pensamos que el universo se expande, y lo creemos a partir de un montón de observaciones que no estaban disponibles en 1915 (una de las más importantes es que el universo está hecho de galaxias -objetos de una escala miles de millones de veces más grande que la de las estrellas- y que las galaxias sí se mueven concertadamente, alejándose unas de otras). Con todo, el error de Einstein no fue haber supuesto que el universo es estático. Con la información que tenía a la mano prácticamente no había manera de suponer otra cosa. El error fue no darse cuenta de que la constante cosmológica no resolvía el problema de amarrar al universo. El término añadido con el que Einstein afeó sus ecuaciones (la apreciación es suya) actúa como una fuerza de repulsión que aumenta con la distancia, mientras que la gravedad común y corriente es una atracción que disminuye con la distancia. Aunque hay un punto de equilibrio en el que las dos fuerzas se anulan y el universo se queda quieto, el equilibrio es inestable porque una pequeña expansión conduce automáticamente a más expansión y una pequeña contracción lleva inexorablemente a más contracción. Es como tratar de equilibrar un lápiz sobre su punta. A Einstein se le escapó este detalle, al parecer, porque cometió en los cálculos un error de lo más tonto: dividir en uno de los pasos entre una cantidad que a veces es igual a cero (no se puede dividir entre cero porque el resultado da infinito y no se puede hacer nada con el infinito).
Einstein escribió una vez un libro de divulgación científica con su asistente Leopold Infeld, el cual le confesó que durante la redacción había sido especialmente cuidadoso, pues no podía sacarse de la cabeza que el nombre de Einstein iba a figurar en la portada, a lo cual Einstein respondió con una ruidosa carcajada y añadió: "No tendrías que haber sido tan precavido. También yo he publicado artículos erróneos".
Visita también mi blog en inglés Space-Time Chronicles.
3 comentarios:
¡ja! No sé si nos pusimos de acuerdo o fue coincidencia, pero mi última columnaen Milenio lleva justo el mismo título, pero con Darwin!
sAludos, querido amigo
Martín
Estimado Sergio, al escuchar tu colaboracion hoy con Pedro Ferris me vinieron a la mente dos ideas, ambas muy agradables para mi.
La primera es que el hablar de Einstein, su modelo astronomico, su prediccion de la expansion universal, su contante cosmologica y su posterior rectificacion... bueno, de todo ello te comentaba yo en el inserto pasado, a cuento del tema anterior. Si influyo mi comentario para que decidieras hablar hoy de este tema, bueno, pues me da gusto.
La segunda idea es que no influyó, por lo que fue entonces una notable coincidencia esto... en lo personal estas coincidencias por alguna razon me ponen de buen humor.
Como sea, esto que nos platicas de la ciencia y los cientificos, QUE NO TEMEN EQUIVOCARSE, ES MAS, PRESUPUESTAN DENTRO DE SU QUE HACER, LA EQUIVOCACION Y EL MEJORAMIENTO CON LO QUE SUS COLEGAS LES CRITIQUEN.
... Y me viene la reflexion, ya en otro ambito completamente diferente (el social): ¡que diferente sería nuestra sociedad mexicana, si no se le castigara tanto a los niños cuando se comete errores! nuestra cultura, ABORRECE el error, y termina mejor por tolerar mas el no intentar que el equivocarse... tal vez por ahi de nuestra CLARISIMA no tendencia a producir cientificos. Tal vez.
Luis Martin Baltazar Ochoa, Guadalajara, Jalisco
Hola Sergio, te escucho comúnmente en las mananas con Pedro, soy universitario y en ocasiones no tengo el horario justo para oir tu sección, me preguntaba si existía alguna forma de obtener los audios grabados ? en particular este articulo sobre la constante cosmologica creo que tiene mucha tela de donde cortar. Pues ase poco, un científico ingles realizo un descubrimiento sobre este numerito de Einstiein, no recuerdo muy bien pero lo lei por algun lado. Quizá algún día te des tiempo para presentarlo con Pedro, un saludo.
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