martes, 1 de septiembre de 2009

El gigante y el enano



Jaymie Matthews, astrofísico canadiense, llega al Liceo Samuel Sáenz de San José, Costa Rica, a las 10:50 de la mañana del sábado 29 de agosto bajo un cielo de nubes plomizas. Con algo de dificultad, extrae su considerable masa del interior de la camioneta que nos trajo desde nuestro hotel. Con él venimos Modesto Tamez, del museo de ciencias Exploratorium, de San Francisco, y yo. Los tres tenemos conferencias que dar en el Congreso Nacional de Ciencias y Estudios Sociales, que organiza la Fundación Cientec de Costa Rica.

Pasamos junto a un coche estacionado y, sin que medie nada, la alarma del vehículo se pone a sonar.

--No se preocupen: debe ser efecto de mi campo gravitacional --dice Matthews, hombretón de más de 1.80 y barriga en franca expansión, como las estrellas gigantes rojas que estudia en la Universidad de Columbia Británica, Canadá.

Además de una masa comparable a la del sol, Jaymie Matthews tiene un sentido del humor agudo e inteligente. Desde que llegamos a San José no ha parado de hacernos reír a todos los miembros del grupo de conferencistas extranjeros con las narraciones de las bromas que prepara para sus alumnos en Halloween y con sus camisetas estrafalarias que sacan la lengua o que responden al sonido con lucecitas como un ecualizador. El grupo está compuesto por los que ya mencioné, más Estrella Burgos, editora de ¿Cómo ves?, Julie Yu y Sebastian Martin, ambos del Exploratorium, y Alejandra León, directora ejecutiva de Cientec y de la Red de Popularización de la Ciencia de América Latina y el Caribe.

Junto al coche chillón, Matthews añade:

--Ya que está sonando, nos lo podríamos robar.

Pero no hay tiempo para el crimen: hay que ir a dar conferencias para los profesores y el público de Costa Rica. Más tarde, durante una conversación, Matthews me cuenta sobre el proyecto más importante del que forma parte. Se trata del telescopio espacial canadiense MOST (siglas de "Microvariability and Oscillations of Stars").

Uno de los días más importantes de la vida de Jaymie Matthews fue el 30 de junio de 2003. En esa fecha un cohete ruso que otrora fue misil despegó del cosmódromo de Plesetsk, Rusia, y dejó en órbita, a 820 kilómetros de altitud, el producto del trabajo de seis años del equipo de Matthews: un microsatélite del tamaño y la forma de una maleta grande; aunque, como señala su creador, con sus magnetómetros como patas que le cuelgan se parece más bien a Bob Esponja.

Bob Esponja en el espacio: el Telescopio Espacial MOST

El MOST es el telescopio espacial más pequeño del mundo y el primer satélite exclusivamente científico que lanza Canadá en más de 30 años. Lleva en todas las caras paneles solares para abastecerse de energía. En el interior hay microgiroscopios para estabilizarlo y orientarlo a voluntad, instrumentos de medición y un telescopio reflector con espejo primario de 15 cm de diámetro que concentra la luz de las estrellas en una placa de sensores electrónicos llamados CCDs (charged coupled devices). (Los CCDs se usan en astronomía hace unos 30 años. Hoy están en todas las cámaras digitales.) La característica principal de este enano entre los telescopios espaciales (el espejo primario del Hubble es 16 veces más grande) es que puede detectar variaciones de una parte en un millón en la luz de una estrella. Para ilustrarlo, Matthews ha inventado una analogía: una parte en un millón es lo que cambiaría la luminosidad del Empire State si, con todas sus luces encendidas, una persona se parara frente a una ventana y cerrara una persiana de tres centímetros de espesor. Con esta analogía --y sus considerables dotes de comunicador-- Matthews justificó la necesidad de construir el instrumento cuando su equipo presentó la propuesta en un concurso convocado por el Ministerio de la Industria de su país y la Agencia Espacial Canadiense. El proyecto ganó y el gobierno de Canadá le dio a Matthews los 10 millones de dólares que costó su microsatélite.

El plan original era que el telescopio MOST operara durante un año. Matthews y sus colaboradores lo usarían para hacer sismología estelar. Las estrellas, aunque son de gas, se sacuden como los planetas. Las ondas que se propagan por el interior de una estrella producen efectos observables en su superficie. A partir de esos efectos los sismólogos estelares pueden deducir muchas cosas acerca del funcionamiento de las estrellas. Por ejemplo, pueden determinar si tienen manchas estelares (lo mismo que las manchas solares, pero en otras estrellas), así como dónde se ubican éstas respecto al ecuador de la estrella y cuántas hay. En un autobús que nos transporta a la Reserva Ecológica de la Tirimbina, le pregunto a Jaymie si también pueden detectar planetas extrasolares, puesto que una manera de detectarlos es observar una estrella y ver si tiene variaciones de luminosidad periódicas y muy pequeñas. Resulta que sí, y que incluso pueden hacer inferencias acerca de la composición de la atmósfera de los planetas que giran alrededor de otras estrellas. Nada mal para un telescopio que podría parecer de juguete.

Al llegar a la reserva, Alejandra León, que venía en coche siguiendo al autobús, le pregunta a Jaymie si se la pasó bien durante el trayecto. Matthews contesta:

--Sí, salvo porque junto a mí venía un tipo insoportable que no dejaba de hacerme preguntas.

A Jaymie Matthews le encanta hablar de su telescopio espacial y de su país. A la menor provocación, te cuenta todo. También me contó que, en vista de que el telescopio sigue funcionando tantos años después de caducar la garantía, por así decirlo, los encargados han decidido ponerlo a disposición de todos los canadienses. Sólo hay que mandar una propuesta de investigación al comité científico del proyecto. Las propuestas aceptadas obtienen tiempo de observación con el Telescopio Espacial MOST.

Jaymie Matthews interpreta la marcha imperial de The Empire Strikes Back con un cucurucho de papel como trompeta

Ahora que se está discutiendo crear la Agencia Espacial Mexicana podemos seguir el ejemplo de Canadá y construir un microtelescopio espacial para hacer investigación básica. Nuestros científicos están perfectamente preparados para emprender un proyecto así, además de que un telescopio espacial, por pequeño que sea, da mucho prestigio internacional. Eso sí: para convencer al público y a los políticos hay que saber explicar en español, no en lenguaje científico. Muchos investigadores han perdido la capacidad de comunicarse con los legos. Espero que a ésos no los pongan a explicarles a los políticos para qué podría servir un telescopio espacial barato. (También espero que no se siga la costumbre tan nacional de ponerle nombre de presidente o de prócer de la patria a todo. ¿Se imaginan? "Telescopio Espacial Doña Josefa Ortiz de Domínguez" o peor aún: "Telescopio Espacial Vicente Fox". ¡Horror!)


4 comentarios:

Anónimo dijo...

El Nobel del Convencimiento al que logré, por lo menos interesar a cualquiera de los obtusos políticos que detentan el poder actualmente, de las ventajas de un proyecto así... un buen argumento tal vez sería que próximamente se podrán vender estrellas con lo cual, podrán cobrar más impuestos y aumentar sus bonos de fin de año... (fin de la ironía)

Como siempre excelente artículo...

Saludos

Mauricio

Sergio de Régules dijo...

Gracias, Mauricio. Hay algo de esperanza, porque el presidente de la comisión de ciencia del senado es un tipo bastante inteligente e interesado en la ciencia básica; tanto así, que hasta se tomó la molestia de venir a conocer a la comunidad de divulgadores (el año pasado fue a nuestro congreso y luego cenó con nosotros en navidad). Parece una persona decente, por increíble que suene. Ya veremos. A ver si no termina la AEXA solamente gestionando órbitas para satélites de telecomunicaciones para televisa.

Anónimo dijo...

¡Pues a mi si me parece bien un satelite Vicente Fox! ¿por que no?

Jajaja, Sergio, ustedes los divulgadores no se resisten a comentar politica, ni hablar, analista politico y cientifico deben ser carreras afines.

Saludos, ya no vas a Imagen ¿ya solo vas a comentar a larga distancia? es mas potable cuando estás en el estudio con Pedro Ferris.

Luis Baltazar

Anónimo dijo...

Estimado Sergio, para serte sincero soy un hombre sin esperanza y sin fe, te cuento que también conozco a un exdiputado federal, es sensible e inteligente, y también parece decente, la cuestión es que son solo algunos, pero la suma total es bastante negativa, creo yo...

De todos modos estamos al pendiente del desarrollo, en especial de AEXA, pues como dijo el poeta: no es necesario esperar para empezar, ni alcanzar para perseverar...

Un abrazo

Mauricio