sábado, 3 de agosto de 2013

"Agonía y éxtasis de Steve Jobs" a discusión. Los espero.

"What would you say about a young man who had a strange theory about a certain work of art, believed in his theory, and committed a forgery in order to prove it?"

(¿Qué dirías de un joven  que,  habiendo concebido una extraña teoría acerca de cierta obra artística, teoría en la que tiene fe, hubiera cometido una falsificación para demostrarla?)

--Oscar Wilde, The Portrait of Mr. W.H.

El martes 6 de agosto estoy invitado a discutir el espectáculo Agonía y éxtasis de Steve Jobs, de Mike Daisey, en su puesta en escena chilanga dirigida por Claudia Romero. El espectáculo no es exactamente una obra de teatro en el sentido tradicional. Se originó en un monólogo que escribió el actor y narrador Mike Daisey a partir de una investigación de campo que llevó a cabo en China, en las fábricas donde se hacen los productos de Apple Computer. Mike Daisey cuenta que recorrió varias plantas con una traductora, haciéndose pasar por negociante, para ver las condiciones en que operan los proveedores chinos de Apple. Durante su monólogo Daisey narra historias desgarradoras de explotación infantil, hacinamiento, insalubridad y violaciones de los derechos humanos. La culminación dramática del monólogo de Daisey es la historia de un anciano que perdió una mano en una máquina y nunca recibió indemnización. En la historia el actor le muestra su iPad. El anciano nunca ha visto uno de estos aparatos pese a que perdió la mano por fabricarlos. El viejo trabajador manco se maravilla y dice que el aparato es una especie de magia. Muy melodramático...

...y, ahora resulta, completamente falso. Todo empezó cuando Daisey permitió que se presentara su monólogo en el programa de radio This American Life, conducido por Ira Glass, a sabiendas de que los productores de ese programa exigen que las historias que transmiten cumplan las normas de veracidad del periodismo. Antes de aceptar una historia para transmitirla el equipo de Glass verifica fuentes, confirma informes y en general comprueba que se cumplan esas normas. Pero Daisey presentaba su espectáculo como periodismo, es decir, como hechos presenciados por Daisey y verificables por terceros. Los productores le creyeron. Es lo que se conoce como buena fe. La historia se transmitió. Yo la escuché, embelesado, en el coche. Daisey es un magnífico narrador, de eso ni duda cabe.

Luego alguien en el equipo de This American Life se topó con indicios inquietantes de que por lo menos algunas partes de la narración de Mike Daisey eran falsas. El equipo emprendió una investigación: buscaron a la traductora (y la encontraron, pese a que Daisey les dio pistas falsas para evitarlo); la traductora desmintió que Daisey hubiera visitado muchas fábricas, que hubiera guardias con armas de fuego, y sobre todo que hubiera niños trabajando en las plantas que sí visitaron; revisaron rimeros inmensos de auditorías y cuentas de Apple, consultaron expertos...y finalmente confrontaron a Daisey ante los micrófonos del programa. Daisey confesó haber inventado muchos elementos de su estupenda narración y lamentó lo que reconoció como el error de haber presentado su obra en This American Life sabiendo cabalmente que es un programa que pone por encima de todo la veracidad en el sentido tradicional del mejor periodismo. Al final del episodio de retractación de la historia de Daisey, el equipo dedica un segmento del programa a extraer de reportajes serios una imagen de las verdaderas condiciones de trabajo en las fábricas chinas que abastecen a Apple Computer, y aunque la imagen que emerge sigue sin ser muy halagüeña para Apple, de ninguna manera pinta al monstruo de explotación capitalista sin escrúpulos que se desprende del monólogo de Daisey.

Al final el asunto que se ilumina con todo esto no es tanto si Steve Jobs era un explotador repugnante o no (eso puede seguir en debate y cada quien se hará su opinión), sino el espinoso concepto de la verdad. La ciencia y el periodismo comparten la idea de que la verdad se construye tentativamente a partir de "hechos" que se pueden corroborar por distintos caminos: testimonios, documentos... En cambio en las artes esto no tiene mucha importancia: las mejores novelas son obras de imaginación y nadie en su sano juicio exige que lo que narran haya sido "verdad" en el sentido periodístico o científico. ¿Una pintura es "verdad"? A mí me parece que la pregunta ni siquiera tiene sentido. Who cares? Eso no es lo que le pedimos. Así pues, Mike Daisey está en su derecho de inventar para construir un espectáculo apasionante, pero no a presentar su historia como periodismo... ¿o sí?

Vamos a discutirlo el martes 6 de agosto. La función de Agonía y éxtasis de Steve Jobs empieza a las 8:00 PM en el teatro del Hotel NH, en Liverpool 155, Zona Rosa. Actúa Alfonso Dosal, dirige Claudia Romero, produce División Teatro de OCESA, Morris Gilbert y Federico González Compeán.

7 comentarios:

José María Hdz dijo...

Hola Sergio. Me encantaría participar en esa discusión. Justamente acabo de escribir en mi blog sobre eso: vender lo ficticio como algo real; no se vale.

¿La discusión sería sobre qué exactamente? No creo que haya mucha defensa para quien miente para apantallar.

Sergio de Régules dijo...

Pues por ahí va: si escribes una novela nadie te exigiría que lo que cuentas haya sucedido de veras, pero si escribes un reportaje sí. Hasta ahí la cosa es clara: blanco y negro; pero qué pasa cuando, por ejemplo, ediitas un poquito las citas para no poner las muletillas, las palabras repetidas, las frases sueltas que no llegaron a ningún lado. ¿Cuándo deja de ser esa edición simple intendencia y se convierte en tergiversación? Si el chiste del espectáculo de Mike Daisey es que todo era verdad, ¿qué pasa cuando descubrimos que una buena parte era ficción? ¿Qué aspectos del espectáculo dejan de funcionar? Y si el show de Daisey despertó conciencias y obligó a Apple a hacer auditorías entre sus proveedores chinos, ¿no se puede decir que alteró los hechos en aras de una "verdad superior"? Uf, hay tantos caminos para hablar de esto. ¿Hay "verdad" en el teatro, en el arte en general? ...

José María Hdz dijo...

¿Cómo te fue?

Sergio de Régules dijo...

Se puso bueno. Era discusión con el público y la plática se fue por muchos caminos interesantes. Lo malo es que estuvo breve: ya no me dio tiempo de sacar a colación a Oscar Wilde. En estos casos, uno lleva preparadas opciones y las circunstancias deciden.
La puesta en escena está muy bien. El texto es más largo que el que pasaron en This American Life: habla también sobre Steve Jobs, su forma de trabajar y de relacionarse con sus subalternos, y tiene muchas reflexiones originales sobre la tecnología (nada de clichés tipo "la tecnología es mala porque nos deshumaniza"). Además está corregido y aumentado con referencias a las maquiladoras mexicanas, que no difieren mucho de los "sweatshops" chinos. Alfonso Dosal, el actor, debe bajar como tres kilos en cada función, así de intensa es su actuación. Durante hora y media te quedas pegado al asiento sin moverte. Yo me hubiera quedado un buen rato más discutiendo todas las posibilidades que abre esta historia, pero como no hubo tiempo, creo que las pondré en el blog.

Luis Martin Baltazar Ochoa dijo...

“¿Que es la verdad?” - Poncio Pilatos.

Sergio, lo siento por llegar tarde al debate. En efecto el tema es muy rico y diverso, da para hacer una reflexión provechosa. También polémica, como no, pero es porque somos diversos y como tales opinamos. Una moción personal: que quien se sume, no se lo tome personal, es como lo ve cada uno.
Lo primero que veo es que una empresa de origen estadounidense, no tiene el menor reparo en irse a maquilar en China o Mexico. Me queda claro que ni el dinero ni las utilidades tienen patria. No esta en su foco de atención el concepto de pertenencia o lealtad a un país. Están o se van al son de las conveniencias. Eso es muy significativo para quienes, lo sabemos, llegan a desarrollar sentido de lealtad con una marca, con un producto. De hecho asi los dicen los expertos en mercadeo: desarrollar lealtad a la marca… ¿Qué tan correspondido es un cliente que se hace leal a una mac, que no tiene lealtad mas que a los beneficios? Y eso a pesar que beneficie a Mexico, eso es otra cosa. Se comenta lo que se ve, no lo que conviene decir.
China: China es un caso muy especial. Su modelo autoritario político y social, les ha permitido e la practica combatir algo que en los setentas los tenia muy angustiados ¿Cómo mantener a una población tremenda, en las condiciones de miseria que estaban? (los que vieron la película de las sandalias del pescador, recordaran cierta situación que mencionan ahí como una anorme amenaza china, por hambre). Pero decía que usando esa eficaz (no valida moralmente pero si muy efectiva) visión autoritaria, en un estable y larguísimo plazo de treinta años, China ha sacado a su pueblo de la miseria, para tenerlo en la pobreza. NO ES COSA MENOR. De hecho, la relativamente reciente alza de alimentos (mas o menos por la fecha en qu EEUU declaro que iba por los bio-combustibles) fue provocada por un masivo fenómeno: 1,200 millones de chinos, que pasaron de comer una vez al dia, a comer dos veces… el modelo chino, a mi entender, ha tenido tres fases: Uno, inundar al mercado mundial de cosas baratas, baratas, baratísimas, inicialmente de calidad infima y comprada como mercancía chatarra. Aun asi, los enormes flujos de tal mercancía, entro de constante capital a China, en enorme cantidad y durante muchísimo tiempo. Dos, con ese Poder de Compra que da el dinero a montones, China fue el objetivo de las multinacionales. Aquí viene otro acierto enorme chino: no aceptó importaciones asi como asi, obligo a quien quisiera venderle, que PUSIERA PLANTES DE FABRICACION EN CHINA y de ahí se les vendiera a lso chinos. También obligo a que la producción tuviera niveles crecientes de ingredientes hechos en China. Forzosamente parte cada vez mayor de los ingresos de esas ventas, se quedan en China. Y Tres, inveitablemente, con ese dinero casi ilimitado disponible, y esa tecnología extranjera tan cercana y tan visible, China esta desarrollando TECNOLOGIA PROPIA con lo cual ira virando poco a poco (quizá otros treinta años, estabilidad es lo que les sobra) el concepto que lo chino es solo cosas de a tres pesos, que a veces desde la compra ya no sirven. Hoy por hoy lo chino ya tiene un prestigio y un respeto. Pasará igual que con la tecnología japonesa, que hoy en dia es signo de excelencia… CON UNA DIFERENCIA: China todo, pero todo lo hace en millones, cientos de millones, miles de millones… China es un caso muy especial: un glaciar descomunal humano, económico, militar, que se mueve poco a poco, pero de una manera imparable. Será la primera potenci del mundo mas temprano que tarde. LO INQUIETANTE es que lo logre sin un sistema democrático, sin que incluya la voluntad del ciudadano, sin un autentico compromiso con la ecología, sin respeto a la s libertades. Conservadora en lo político, liberal en lo económico.

Luis Martin Baltazar Ochoa dijo...

Por ultimo de mi parte, la RESPONSABILIDAD SOCIAL de la empresa que produce y el consumidor que mantiene viva a la empresa y su concepto… cuando es condenable la manera en que ese producto se lleva al mercado. ¿es tolerable que la prenda que compramos, se haga sobre la miseria y pobreza de personas en asia? ¿es importante o no lo es para nosotros lso consumidores, saber como se produce aquella carne suvisima de ternera, importa si es con sufrimiento inhumano del animal? ¿nos importa si la tecnología tan barata, crecientemente tan barata de los celulares, hace que su nivel de desecho y contaminación es enorme, sin que se sepa bien a bien como evitar su contaminación? ¿La responsabilidad social de una empresa es solo opcional para que la valoremos, o es ya un factor indispensable para que siga viva? ¿Por qué el consumidor ni siquiera sabe, mucho menos asume su propia responsabilidad social?
No es por Steve Jobs, es por pasar de ser meros entes pasivos a ser entes activos, concientes de la propia obligación. NO HAY OTRA MANERA DE SER MAS DE SEIS MIL MILLONES DE HUMANOS, Y SER AUN VIABLE NUESTRA EXISTENCIA EN LA TIERRA. Hace mucho que desapareció el margen de acción que nos permitia que nos importara poco las cosas. O nos importan, o van a hacer que nos importen.

Luis Martin Baltazar Ochoa dijo...

Sergio, escuché tu comentario en Imagen y ojalá mas gente como yo que lo oí entre aquí al blog para opinar, sería muy interesante.