jueves, 9 de octubre de 2008

El cerebro de Laplace, o el tamaño no importa

Si usted es de los que creen que más siempre equivale a mejor quizá piense que mientras más grande tenga el cerebro una persona, más inteligente será. Hoy en día ha caído en desuso la idea de que hay una relación directa e inequívoca entre el tamaño del cerebro (o, de manera equivalente, su peso) y la inteligencia, pero en el siglo XIX gozó de mucha popularidad entre los científicos que se dedicaban a estudiar ese órgano.

Cuantificar la inteligencia no es fácil. Ni siquiera es fácil definirla para saber qué cuantificar. La dificultad de precisar qué es y de medir la inteligencia dio lugar, en 1861, a una polémica científica de lo más jugosa. Los contendientes fueron Paul Broca y Louis Pierre Gratiolet, anatomistas franceses que debatieron acerca de la relación del peso del cerebro con la inteligencia.

Gratiolet decía que el peso del cerebro no era medida de la inteligencia; Broca decía que sí. El debate consumió más de 200 páginas impresas y duró cinco meses, al cabo de los cuales, al parecer, Broca salió victorioso. Su alegato se había fundamentado principalmente en el hecho conocido de que el cerebro de Georges Cuvier, célebre compatriota de los contendientes que fundó la paleontología (el estudio de los fósiles), pesaba, al morir su ilustre dueño, 1830 gramos –más de 30 % por encima del peso del cerebro del varón promedio (1375 gramos). El que Cuvier hubiera tenido el cerebro gordo era flaca evidencia, pero Broca convenció a muchos de sus colegas --posiblemente ya convencidos de antemano-- de que la capacidad intelectual de un individuo era función de su capacidad craneal.

Una de las conclusiones más lamentables que se deducían de esta premisa es que las mujeres, cuyos cerebros son, en promedio, un poco menos pesados que los de los hombres, debían ser más tontas que los varones, conclusión de la que tanto Broca como Gratiolet --junto con la mayoría de sus contemporáneos varones-- estaban convencidísimos aún antes de examinar cerebros. Esta deducción se pasa de simplista porque no toma en cuenta el hecho de que muchas funciones cerebrales como la percepción visual, la facultad de hablar y la de hacer matemáticas están localizadas en regiones particulares del cerebro (aunque Broca descubrió la primera de estas regiones de que se tuvo noticia: el área de Broca, que interviene en la comprensión y producción del habla). Tampoco se decían Broca y sus contemporáneos que, con masas corporales en promedio menores que las de los hombres, las mujeres necesitan menos cerebro para desempeñar funciones vitales automáticas como la digestión, la respiración y el control de la temperatura del organismo, por lo que el sobrante de la masa cerebral bien puede dedicarse a las funciones intelectuales. Hoy en día la gente bien informada sabe que, aparte diferencias en educación y en el modo de criar a los varones y a las mujeres en distintas culturas, no hay ningún indicio de que los sexos difieran en mérito intelectual.

Pero a Broca, por lo demás un anatomista de primera categoría, le faltaba información y le sobraban prejuicios. Años después, cuando hubo más cerebros de personajes ilustres metidos en frascos, se revelaron cosas interesantísimas: el cerebro del escritor ruso Iván Turgueniev pesó 2000 gramos, pero el del escritor francés Anatole France, que de tonto no tenía un pelo, pesó únicamente 1100. El cerebro de Albert Einstein, el cual estuvo durante mucho tiempo en un frasco guardado en un consultorio médico de Wichita, Kansas, pesó sólo 1230 gramos.

Estas cosas se supieron después y a mí me dan ganas de disculpar a Paul Broca. Después de todo, nadie se salva de los prejuicios de su época. Empero, ya antes del debate que los dos anatomistas franceses sostuvieron en 1861 se conocía por lo menos un ejemplo en el que fallaba la relación que Broca postuló entre peso del cerebro e inteligencia, como descubrí por casualidad husmeando en los archivos que ofrece en internet la revista Nature. En el número del 16 de abril de 1927 aparece una carta al editor por medio de la cual me enteré de lo que les voy a contar.

El médico francés François Magendie escribió lo siguiente en un artículo que trataba de la fisiología del cerebro, en 1827: “Me vi en la dolorosa necesidad de examinar el cerebro de un hombre genial, muerto a una edad avanzada, pero que conservaba intactas sus facultades intelectuales...” Magendie tenía la teoría de que la inteligencia humana va en razón inversa a la cantidad de líquido cefalorraquídeo que contiene el cráneo, pero poco importa. El caso es que Magendie se vio en la “dolorosa necesidad” de rebanarle los sesos a un individuo con fama de listo, y que dicho individuo era, al parecer, Pierre Simon de Laplace, celebérrimo matemático y astrónomo francés, estudioso de la teoría de probabilidades y autor de un tratado titulado Mecánica celeste que hasta Napoleón leyó (o por lo menos hojeó).

El discreto Magendie no se tomó la molestia de anotar cuánto pesaba el cerebro de aquel “hombre genial” cuyo nombre no menciona, pero una carta escrita en 1834 por Joanna Baillie, poeta y dramaturga prolífica, a su sobrina Sophy puede darnos una idea de la capacidad craneal del personaje, además de confirmar que se trataba de Laplace y ofrecer otro indicio de que el tamaño del cerebro no influye directamente en la capacidad intelectual:

"Hampstead, 1834
"Mi querida Sophy:

"El doctor Somerville nos contó hace poco una circunstancia insólita acerca de la cabeza de Laplace, el célebre astrónomo francés. Un grupo de damas y caballeros fue un día a casa del gran anatomista Magendie para ver el cerebro del filósofo, el cual, suponían, debía ser de tamaño descomunal, y al ver sobre la mesa un ejemplar que respondía a sus expectativas, quedaron encantados. “¡Ah! ¡Miren que soberbio cerebro! ¡Qué órgano! ¡Qué tamaño! Esto explica completamente sus asombrosas facultades mentales”. Magendie, quien se encontraba a espaldas de ellos y los había escuchado, los interrumpió amablemente diciendo: “Sí, éste es, en efecto, un cerebro muy grande, pero perteneció a un pobre idiota que en vida apenas podía distinguir la mano derecha de la izquierda”. Luego, mostrándoles un cerebro notablemente pequeño, añadió: “Éste, damas y caballeros, es el cerebro de Laplace.

Afectuosamente,
tu tía, J. Baillie."

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Sergio, está muy interesante esto del tamaño del cerebro. Pero yo tengo unas dudas; lei en alguna revista que el cerebro humano alcanza su tamaño maximo a los 25 años de edad, y a partir de entonces empieza a disminuir su tamaño. Primero que nada ¿es esto cierto? (me preocupa porque yo tengo 25 años).

Y bueno yo le comenté esto a un amigo que me contesto, eso no importa porque dicen que solo usamos 10% (o creo que menos del 10%) de la capacidad de nuestro cerebro. Pero yo contesté que pues si lo tomas como porcentaje, a menor tamaño el porcentaje a la vez abarca menos. ¿es posible que tenga razon mi amigo y que sea por eso que no importa el tamaño del cerebro sino que tanta capacidad de este podamos desarrollar?

Hasta luego. Un saludo.

José María Hernández

Sergio de Régules dijo...

Hola José María,
No creo que tengas de qué preocuparte. Lo de la reducción de la masa es verdad, pero la diferencia entre tu cerebro y el de una persona mayor (¡por ejemplo yo!) es mínima.
En cambio lo del 10 por ciento del cerebro es completamente falso. No sé de dónde salió esa leyenda urbana, pero piénsalo bien: ¿para qué rayos nos habría dotado la evolución de un cerebro tan grande si no lo íbamos a usar? ¿Cómo habríamos adquirido un órgano tan engorroso: grande, que consume buenas cantidades de energía, pesado, voluminoso e inútil en 90 por ciento? No: usamos todo el cerebro y hoy puedes incluso ver el cerebro en pleno funcionamiento con máquinas de resonancia magnética. Al mismo tiempo, el cerebro es un órgano muy maleable. Se recupera asombrosamente bien de las vejaciones más ignominiosas. Incluso hay gente a la que le han extirpado la mitad del cerebro y que hoy lleva una vida prácticamente normal: manejan, estudian, van a fiestas...

Anónimo dijo...

Interesante tu blog Sergio. LLegué aquí de rebote y me quedé un buen rato. Buena respuesta, creo, al primer comentario, yo hubiera puesto lo mismo.
Además de ésta, el siglo XIX tuvo varias anécdotas intelectuales. Otra de las que me gusta es aquella que equiparaba la velocidad del pensamiento con la velocidad de la luz.

Lourdes Alba García dijo...

Hola Sergio.
He llegado a tu blog,buscando respuestas a una duda que me ronda en la mente.Te explico;el caso es, que me estoy leyendo el libro de Marilyn vos Savant(la persona con el cociente intelectual más alto de mundo)en él hay algunos ejercicios tipo test con las respuestas al final de página,bien,pues en la que me intriga dice asi;Si pudieramos observar más de cerca nuestros cerebros,¿encontrariamos alguna diferencia entre los cerebros normales y los ilustres?.Mi respuesta ha sido No,pero según ella Si que existe diferencia.¿Por herencia o por el tamaño?.Lo piesno y no tengo nada claro.
Espero que me puedas ayudar,te lo agradeceria.
Hasta pronto.Un saludo.

Anónimo dijo...

Your blog keeps getting better and better! Your older articles are not as good as newer ones you have a lot more creativity and originality now keep it up!

Anónimo dijo...

POR QUE NO EVOLUCIONA LA RAZA HUMANA

POR TRES PECADOS TERRENALES

Una piedra llamada diamante.
Un metal llamado oro.
Un papel llamado dinero.

Las palabras Diamante, Oro, y Dinero = Falsedad, Envidia, Codicia, Egoísmo, Fantasía, Hipocresía, Creencias, Poder y Guerras.

Aquí esta mi conocimiento para vuestra inteligencia

-Nacemos con el cerebro en blanco
-Funciona con las primeras sensaciones de la mano

La inteligencia del ser en su mano está

Mano= inteligencia divina, automática, autónoma,
Intuitiva y creativa.

Con un cuerpo cuidado a la perfección,
Automáticamente e intuitivamente, etc.

Cada movimiento de mano es pura
Matemática e inteligencia.

Con tu pensamiento puedes coger lo que quieras, cuanto quieras, y el tiempo que quieras, pero acuérdate de cerrarla
Eso es inteligencia.

Cuando no piensas funciona sola.

Nacemos con manos inteligentes y un cuerpo perfecto, nosotros lo hacemos deteriorar por falta de conocimientos hacia nosotros mismos.

Humanos adora tus manos, son todos tus sentidos, tu pasado, tu presente y tu destino

Ten presente que:

El humilde es sabio, y en inteligencia es superior al que no es humilde.
Crea la dulzura en ti, y alcanzaras maravillas en el universo.

COMO DESARROLLAR LA MÁXIMA INTELIGENCIA EN EL MÍNIMO TIEMPO

MOTO SCOOTER CONDUCCION INTELIGENTE

Necesario:

-Las tres primeras paradas hacer lo máximo para frenar lo mínimo y suave posible.

-Ya estas en tu moto, tu eres el profesor y tu eres el alumno.

-En la sensibilidad de tu mano esta tu inteligencia.

-Conseguirás tus máximos conocimientos

Hace 40 años la mano del hombre invento el vehiculo de su futuro, la primera scooter.

Hoy la tenéis en vuestra mano, y lo mejor vuestra inteligencia.

La Perfección existe, no lo dudéis.

Que la Paz, el Amor y la Caridad, Reine un vuestro destino.

Atentamente
Joaquín 53 años